En Chile el uso de la bicicleta crece día a día como una alternativa económica, eficiente y amigable con el medio ambiente para trasladarse por la ciudad, sobre todo considerando el crecimiento del parque automotriz que genera una alta congestión vehicular y las deficiencias que aún presenta el sistema de transporte capitalino: las principales líneas de Metro colapsadas en horario punta y la mala regularidad, frecuencia en los recorridos, sumado a la mala calidad de los buses del Transantiago.
Sin embargo, sabemos que aún la infraestructura no es la óptima como para que más chilenos se suban a al bici. Y también sabemos que para tener una convivencia vial sana y respetuosa de todos los modos de transporte, como ciclistas debemos cambiar ciertas conductas irresponsables o irrespetuosas que aún varios cometemos. Acá seis claves para «dejar de ser un imbécil» sobre la bici, que ideamos junto a los amigos de New Indie, colectivo ciudadano que aboga por el uso de medios de transporte mno motorizados en la ciudad.
- Ir por la vereda no es aceptable
Pese a la falta de ciclovías en importantes tramos de la ciudad, lo mejor es planificar tu viaje con tiempo e idear un traslado por las calles más idóneasm de tal manera que no tengas la necesidad de subir a la acera. Cuando sea necesario, es mejor que te bajes de la bici para no ocasionar algún accidente que involucre a peatones. En Chile está prohibido pedalear por la vereda lo que va en la línea de lo que se hace en otros países del mundo, donde los peatones tienen la prioridad en al jungla urbana y se requiere el máximo respeto hacia ellos.
Por esto, si en algún momento utilizadas esta zona destinada para peatones, hazlo estando consciente de que estás utilizando una parte del espacio público que no te corresponde.
- Apurar en la ciclovía
Como ciclistas sabemos que al circular por las ciclovías nos podemos enfrentar a dos problemas: congestión de bicicletas y que la ciclovía no vaya por la calzada, sino por la acera como ocurre en muchas ciudades del país.
Primero tenemos que ser capaces de aceptar que el uso de la bicicleta está creciendo, lo que es bueno, pero también demanda compartir con más personas la poca infraestructura que hoy tenemos. Es por eso que debemos ser tolerantes y respetar las velocidades de quienes circulan delante de nosotros, sin adelantarlos repentinamente ni mucho menos estar apurando a los demás con una bocina, por ejemplo, considerando que en algunas ciclovías de Santiago se generan «tacos» de ciclistas.
El otro problema es en las ciclovías que van por la vereda, donde regularmente nos encontramos con caminantes despistados sumergidos en el mundo virtual de sus teléfonos móviles y sus audífonos, personas de la tercera edad que ocupan la ciclovía a paso de tortuga o madres que van felices de la vida con su coche (imaginen la ciclovía que va por el bandejón central de la Alameda). Evidentemente ellos están utilizando un espacio destinado para nuestra circulación. Sin embargo, este espacio nuestro está quitándole espacio a ellos de la acera, por lo que demostremos nuestra tolerancia, educación y voluntad hacia los cambios pasando por el lado, disminuyendo la velocidad y evitando los improperios y las «malas pulgas».
- Levantar rueda, ir sin manos y otras piruetas innecesarias
Todos soñamos algunas vez cuando niños subir a nuestra bicicleta y recorrer grandes distancias sólo sobre nuestra rueda trasera. ¿Lo lograste? te felicitamos, pero por favor evita los riesgos de accidentes y deja ese tipo de maniobras para lugares en que está habilitado y no cuando circulas por la ciudad compartiendo la vía con otros ciclistas.
- Saltarte los semáforos
¿Quién no lo ha hecho? Quien esté libre de pecado que lance la primera piedra. Incluso a veces, considerando que la semaforización en nuestras ciudades está pensada sólo para los autos, pasar en luz roja unos segundos antes de que cambie a la luz verde puede representar una oportunidad de seguridad para nuestro desplazamiento, al adelantarnos de la salida de los autos. Pero de esa práctica a pasarse todos los semáforos en rojo hay una gran diferencia. Demostremos un poco de educación cívica y actuemos con el ejemplo.
- Pedalear y usar el smartphone
A veces nos reímos de los peatones porque parecen zombies caminando por las calles de la ciudad con su cabeza levemente inclinada hacia el suelo y su vista fija en la pantalla del último móvil de moda. Sin embargo, aún hay un importante número de ciclistas que no toma consciencia del peligro que representa, para él y los demás, ir conduciendo la bicicleta al mismo tiempo que vas interactuando en tu teléfono inteligente. En serio, no hay Whatssapp, notificación de Facebook o Twitter que sea más importante que nuestra integridad física y la de los demás, así que la próxima vez espera algunos minutos y, si es una emergencia y no puedes esperar, detente y tómate tu tiempo para revisar tu teléfono sin ir sobre la bici.
- Llevar auriculares.
Estamos de acuerdo que música y pedalear por la ciudad representan un alto nivel de catarsis. Sin embargo, también ambas acciones al mismo tiempo representan un importante peligro, ya que las ciudades actuales y la misma falta de infraestructura por la que alegamos nos exponen a un sin número de factores de riesgo en las calles: alta congestión, peatones imprudentes, micros a altas velocidades, calzadas en mal estado, y un largo etcétera.
Por lo mismo, cuando vamos en bici es fundamental tener nuestros cinco sentidos puestos en lo que ocurre a nuestro alrededor, y a menudo el oído juega un papel clave. Si no puedes estar sin música, intenta con tatarerar tu canción favorita y y que toda la ciudad vea lo feliz que te hace moverte en bicicleta.
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