Al menos cuatro policías afganos, un civil y un talibán murieron, y otras diez personas resultaron heridas, entre ellas tres niños, en un ataque suicida con un coche bomba cerca de una academia de Policía y un colegio en el sur de Afganistán.
El ataque se produjo a primera hora de la mañana en el distrito de Nad Ali, en la conflictiva provincia de Helmand, cuando el insurgente detonó los explosivos mientras era inspeccionado en uno de los controles de seguridad de acceso a la academia de Policía.
Según manifestó a EFE el jefe del Parlamento provincial, Haji Karim Atal, el atacante suicida logró pasar uno de los controles sin problemas en la camioneta que viajaba porque «parecía uno de los profesores» del centro.
«Cuando el suicida llegó al segundo control, la Policía lo paró para registrarlo y fue entonces cuando el atacante detonó los explosivos», añadió Atal, que aclaró que la onda expansiva afectó también a un colegio que hay cercano al complejo.
Los talibanes reivindicaron el atentado a través de una de sus cuentas de Twitter, donde aseguraron que tras la explosión del «coche bomba» en la academia murieron o resultaron heridas «docenas» de personas, pero los insurgentes suelen exagerar el alcance de sus acciones.
Las tropas afganas mantienen una lucha encarnizada con los talibanes en Helmand, donde los insurgentes llegaron a controlar temporalmente una zona de su capital, Lashkargah, lo que llevó a las autoridades locales a advertir en diciembre de que la provincia estaba a punto de caer.
Desde finales de 2015 los insurgentes controlan casi un tercio del territorio afgano, incluso el pasado septiembre lograron tomar temporalmente la ciudad nororiental de Kunduz, el mayor logro militar de la formación desde la caída de su régimen hace 14 años.
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