Sucedió otra vez. La participación no se da. No hay cambios. Nos quedamos en la vieja manera de hacer política. Justo pasa cuando hay funerales de estado para el ex Presidente Patricio Aylwin con la frase «en la medida de lo posible» resonando en todos los rincones del país.
Con la intención de dar más transparencia y participación a la política se acordó a través de una ley, realizar primarias legales. Esto quiere decir que se coloca un estándar a los partidos políticos para hacer más democráticos sus procesos, con vigilancia del Servicio Electoral, para que seamos los ciudadanos los que ayudemos en la definición de los candidatos para la próxima elección que es la municipal.
Pese a que ellos mismos votaron a favor de esto, no resultó. No habrá primarias masivas, se tuerce el espíritu de la ley, se vuelve a cortar el puente hacia la ciudadanía y la participación se arroja a la basura.
En una versión ridícula, la Nueva Mayoría declara que no «alcanzó» a inscribir oficialmente las primarias para alcaldes. Llegaron 10 minutos tarde al plazo fatal. Si hay alguien en Chile que tiene claro los plazos y los deberes, son los partidos políticos. Hoy los partidos se han convertido en pequeñas máquinas de elecciones, más que grandes definiciones de país, su objetivo es alcanzar el mayor porcentaje de poder que puedan. Así y todo, nos dicen que fue un error, un «bochorno», que llegaron atrasados.
Es simplemente una explicación que no se puede creer.
¿Cuánta convicción tiene realmente la Nueva Mayoria para definir sus procesos en primarias? ¿Cuántos en ese conglomerado apoyan las primarias de los dientes para afuera? ¿Cuánto cree el oficialismo en la participación de los ciudadanos? ¿Cuánto poder están realmente dispuestos a ceder?
Lo dijo en forma descarnada ayer el experto electoral y diputado del PPD Pepe Auth. Esto no es un error -señaló- es la nula capacidad de llegar a un real acuerdo. Es no poder superar la anticuada forma de hacer política, donde las directivas se afianzan, se diseñan, al respaldar a ciertos nombres por sobre otros. A prometer y cumplir a ciertos personajes. A privilegiar a los que son de su propia corriente.
¿Cuánto le va a a costar este «bochorno» a la Nueva Mayoría? Espero que mucho.
Parece que no entienden nada. Parece que no se dan cuenta que si desprecian una y otra vez a los ciudadanos, a nosotros, el daño es para ellos mismos. Para la actividad política entera. Para los procesos electorales, para la credibilidad, para el «reencanto».
Pese a que el supuesto «valor democrático» es exaltado por la Nueva Mayoría, diferenciándose de la derecha, es esta última la que finalmente inscribió primarias. Con ripios, con pocas comunas, sin afectar a sus alcaldes en ejercicio, pero primarias al fin.
El poder, su manejo, su «negocio», claramente no es patrimonio de uno u otro sector.
A esta altura queda bien claro que la explicación no es que llegaron tarde, que no alcanzaron… es que NO quisieron.
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