Según datos de agosto de 2016, en el Servicio Nacional de Menores (Sename) existían 3.665 niños y adolescentes internados por sanciones de Justicia Juvenil. Del total, un 66% se encontraba matriculado en establecimientos formales de educación. En el caso del restante 34%, son formados a través de fundaciones o coorporaciones privadas y su avance académico depende del resultado de los exámenes libres a los que concurren cada año.
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La diferencia que existe entre los 12 centros de reclusión cerrada (CRC) que envían a los niños a colegios y los otros 5 que no ofrecen aquella opción, se debe a las limitaciones financieras del Sename, dado que la cantidad de subvención por menor no da para sostener estas matrículas, señaló a Publimetro Iris Fuenzalida, jefa del Departamento de Justicia Juvenil del Sename.
«Creemos que la educación formal en Chile tiene que avanzar hacia un sistema lo suficientemente inclusivo donde todos los niños, independiente de sus necesidades, puedan estar presentes», señaló Catalina Lastarria de Corporación Opción.
Esta alternativa se da principalmente en zonas más aisladas (Arica, Coyhaique, Punta Arenas, entre otros) en que el bajo número menores internados no permite costearles educación formal. «Hay algunas dificultades con el financiamiento -señaló-, dado que estos cursos no son masivos. Las limitantes financieras tienen que ver con la ley de financiamiento que tiene educación».
Pese a asistir a colegios, el grupo mayoritario de menores se encuentra marginado de la educación tradicional y sólo reciben formación escolar para adultos, sin importar sus edades ni los requisitos normados para ello (15 años para básica y 17 para media).
Una pésima alternativa, de acuerdo expresó la experta en infancia de la Universidad de Chile Mónica Manhey, dado que formalmente un niño necesita aprender con metodologías «que sean acordes a su edad y con personas que estén preparadas para eso».
«El enfoque de la educación como un derecho está en carencia», enfatizó Marcela Molina, jefa de estudios del Indh.
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La mayoría de estos niños tienen un promedio de escolarización de 6 años, explicó Catalina Lastarria, coordinadora de proyectos de Corporación Opción, agregando que los menores tienen un nivel de analfabetismo en que no saben cómo hablar, qué palabras utilizar o cómo escribir. «Estan súper limitados en acceder a inserción laboral, redes y todo aquello que uno como adulto o joven que desea participar para ser miembro activo y un ciudadano que contribuya a nuestra sociedad», añadió.
Opción es un organismo ganador de licitación a cargo de programas de reinserción educativa (ASR) en siete CRC administrados por Sename. Pese al rol que cumple la institución, Lastarria asevera que no aspiran a pertenecer a un sistema paralelo e incluso se muestran críticos ante el rol que el Estado ha desarrollado en este sentido. «Creemos que la educación formal en Chile tiene que avanzar hacia un sistema lo suficientemente inclusivo donde todos los niños, independiente de sus necesidades, puedan estar presentes», manifestó.
«El enfoque de la educación como un derecho está en carencia», enfatizó al respecto Marcela Molina, jefa de estudios del Indh. Según la abogada, la falta de posibilidades que se presentan a los menores del Sename se debe a la totalidad que debe asumir el Sename como garante de derechos. «El Estado -indicó- tiene la obligación de cumplir con el derecho a la educación de los niños vulnerados o en conflicto con la ley. El Estado tiene más de un Ministero y, en este caso, no es sólo el Sename el encargado de garantizar el derecho, también existe un Ministerio de Educación».
«Hay un incumplimiento del Estado -agregó- en estándares internacionales específicos en la materia, para un grupo doblemente vulnerado como son los niños privados de libertad, sin contar la falta de integralidad en la educación».
Estas críticas son asumidas por el Sename, desde donde se advierte el diagnóstico y aseguran estar trabajando para ser incluídos en la reforma educacional que el Gobierno discute actualmente en el Congreso. «Lo que vivimos hoy no es el ideal, por eso estamos trabajando con el Mineduc para que sea considerado el Sename en la reforma educativa como un foco importante de educación específica. No queremos tener más educación para adultos, sino una educación que responda a nivelar los deficit de los jóvenes», sentenció Fuenzalida.