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El ex tesorero del Estado Mayor del Ejército Clovis Montero, quien se encuentra recluido hace quince meses en el penal Cordillera, entregó mayores detalles sobre el llamado “Milicogate”, en donde se desfalcó gran cantidad de dinero procedente de que iba a ser utilizado para la compra de armamento.
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En entrevista con The Clinic, el también otrora integrante de la Controlaría de la rama castrense, reveló en un escrito a mano en once páginas cómo fue la maquinaria realizada por generales, coroneles y oficiales para efectuar el fraude.
“Yo no me imaginaba lo grande que era y la cantidad de proveedores involucrados”, indicó Montero culpando a “los jefes de Finanzas del Comando de Apoyo a la Fuerza y los comandantes del Comando de Apoyo a la Fuerza”.
“Ellos firmaban minutas y oficios conductores con las facturas (fraudulentas) y son responsables de la ejecución de la Ley (Reservada del Cobre)”, afirmó.
De igual manera, apuntó que “las operaciones fraudulentas fueron aprobadas al interior del Comando de Apoyo a la Fuerza, la unidad a cargo de revisar los desembolsos asociados a los fondos provenientes de la Ley Reservada del Cobre, norma jurídica de carácter secreto que hasta hoy no puede ser conocida por la ciudadanía”.
Respecto al proceder de los fraudes, indicó que “ningún organismo del Ejército revisa la Ley del Cobre. La orden fue del general Jorge Salas con el coronel Fernando Grossi en 2012. La orden era digitar solamente las facturas, no revisar forma y fondo (de los pagos)”.
Además, explicó que el desfalcó se materializó con los remanentes de las millonarias compras de armas, autorizadas por los ministerios de Hacienda y Defensa.
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“Los remanentes se utilizan (generan) por saldos no invertidos que los jefes de proyectos y del Comando de Apoyo a la Fuerza no controlan”, añadió.
Finalmente, Montero aseguró que el dinero fue utilizado en “casinos, propiedades, caballos y fiestas”.
PUB/CM