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Con una ceremonia colmada de júbilo y una colorida fiesta ciudadana, el pueblo de Sibaya, en la región de Tarapacá, celebró la reconstrucción de su emblemática iglesia y la entrega de un inmueble por parte del Ministerio de Bienes Nacionales para Agua Potable Rural.
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Para participar de esta celebración, hasta esa alejada comunidad ubicada en el límite entre la pampa y el altiplano en el desierto de Atacama, llegaron el ministro de Bienes Nacionales, Víctor Osorio; la intendenta regional Claudia Rojas; el alcalde de Huara, Carlos Silva; el Obispo de la Diócesis de Iquique, Guillermo Vera; los seremis de Obras Públicas, Eugenio Hidalgo; y de Bienes Nacionales, Juan Papic, así como otras autoridades locales.
“Como Gobierno de Chile hemos llegado a este lugar apartado, que es parte constitutiva de la patria, como expresión de los esfuerzos que realizamos para integrar a todos los chilenos y las chilenas al camino del progreso, en el marco de nuestro combate contra la desigualdad”, expresó ministro Osorio.
Es por ello, añadió el Secretario de Estado, “que hemos destinado un terreno en Concesión de Uso Gratuito para Agua Potable Rural, en una comunidad que ha logrado derrotar el clima del desierto, y lo ha hecho florecer con productos sanos, desarrollando la agricultura como principal recurso de trabajo. Este proyecto es una herramienta que le permitirá a Sibaya dar un salto adelante en sus condiciones de vida”.
Por su parte, la intendenta Rojas dijo que el Gobierno Regional estaba presente para cumplir el compromiso de reconstrucción de la iglesia, que había quedado muy afectada con el terremoto de 2005 que sacudió a la región de Tarapacá.
“Ha sido un gran esfuerzo de la comunidad, de las autoridades y del Ministerio de Obras Públicas, con una inversión de más de 470 millones de pesos, para reconstruir este patrimonio cultural que la comunidad tanto valora”.
Hace 10 años, el 13 de junio de 2005, el terremoto que estremeció a la región de Tarapacá provocó un desastre en la cultura patrimonial andina, ya que gran parte de sus iglesias centenarias se desplomaron, y entre ellas la de Sibaya resultó con graves daños estructurales.
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La sacristía y el baptisterio quedaron totalmente colapsados, el frontispicio y muro testero completamente fracturados, mientras que la fachada sufrió el desprendimiento de piedras labradas y los muros laterales se vinieron abajo.
De manera que hacía 10 años desde la última vez que San Nicolás Tolentino celebró su fiesta interior en la iglesia. Durante todo este tiempo, los vecinos de Sibaya anhelaban tener nuevamente a su iglesia en pie, la que había sido construida por sus ancestros, y que ahora, luego de una década, también puso celebrar su primera misa en los interiores de la edificación.