0 of 11
A 10 años de la implementación de la primera autopista urbana, se ha armado tremenda polémica por un alza de 9,3% que se ha anunciado para aplicarse a partir del 1 de enero de 2015, en el costo del cobro del tag para todas las autopistas concesionadas de la Región Metropolitana.
PUBLICIDAD
El experto en trasnporte urbano y ex director de Metro en la administración de Sebastián Piñera, Louis de Grange, no ve de mala manera esta alza, argumentando que “es algo absolutamente normal, porque los contratos que se establecieron hace quince años así lo definieron”, agregando que “se podría haber definido una tarifa fija en UF que no suba con el tiempo, pero eso implicaba que hace diez años atrás todas las autopistas hubiesen sido mucho más caras”.
De Grange plantea que los automovilistas no son las personas más postergadas del país, de hecho “son parte del 20% más rico”. Es por esto que cree es “una manipulación política criticar esta alza, porque el usar auto no es un derecho social ni muchos menos, es un privilegio”.
Respecto de las críticas a la calidad del servicio el experto en transporte reconoce que hay algunos puntos críticos donde “se debería invertir. Pero sin duda esto es una exageración política, porque en mi opinión, el auto no es un derecho social es un privilegio y hay que pagar lo que corresponde”.
Otro experto en transporte sustentable e ingeniero en la materia es Hernán Silva, académico de Universidad Mayor que señala que esto se pude ver desde dos perspectivas. Por una parte, “esto responde a una condición fijada por contrato, por lo tanto cuando a la economía le va mal, el Tag va a experimentar alzas y eso el usuario lo debe saber. Ahora, lo que extraña es la magnitud del alza, porque es bastante grande y solo comparable con una que hubo en 2009”, señala el experto.
Sin embargo, viéndolo desde una perspectiva más amplia como una política pública, reconoce que desde que partieron las concesiones de las autopistas se han generado una serie de situaciones que han hecho que “los usuarios hoy estén golpeando la mesa”, y que son problemas que tienen que ver con la calidad del servicio. “Malas conexiones, problemas de seguridad, puntos críticos y horarios de alta congestión, etc. Es por esto que la gente ya no le encuentra mucho sentido a pagar un tag por una autopista que está reventada y donde los flujos prácticamente no se mueven”, señala Silva.
El experto está convencido de que lo único que va a generar esta alza es “un descontento y esto va a ir de la mano con demandas que tiene la gente por la calidad del servicio. Esto depende de la gestión del Estado, porque los concesionarios construyeron y las pusieron a funcionar bajo las reglas del juego que el Estado definió, pero hoy es el Estado quien debe hacerse cargo”.
PUBLICIDAD
Silva conluye que si el Estado “quiere mantener una armonía entre lo que se genera con estas alzas y los usuarios debe mejorar estos aspectos”.