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Es importante recordar que García Márquez tuvo un gran contacto con la política de Colombia y del mundo. Tal vez su interés por esta materia surgió cuando cursó la carrera de Derecho en la Universidad de Bogotá, persuadido por su padre.
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De acuerdo con la Biblioteca Virtual Luis Ángel Arango, de Bogotá, su primer contacto con la política fue precisamente en su alma máter, donde entabló amistad con Camilo Torres, un sacerdote católico colombiano conocido como “el cura guerrillero”, quien fuera el pionero de la Teología de la Liberación, fundador de la primera facultad de Sociología de Colombia y miembro del grupo guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN).
El asesinato de líder liberal, Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, y el “Bogotazo” determinaron un nuevo rumbo en la vida de Gabo. D urante su estadía en París, en 1956, descubrió que bajo las órdenes del presidente colombiano, Rojas Pinilla, el diario El Espectador se había cerrado, el mismo destino que sufrió el diario El Independiente, donde figuraba en la nómina.
Tras su viaje por la República Democrática Alemana, Checoslovaquia y la Unión Soviética, donde sus apuntes retrataron la vida cotidiana de la “Cortina de hierro”, el escritor volvió a Caracas. Ahí fue testigo de los últimos días de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, sobre quien publicó varios artículos luego de la fuga del mandatario, el 21 de enero de 1958.
Al colapso casi simultáneo de los regímenes de Pérez Jiménez, político venezolano. y de Rojas Pinilla, en Colombia, sucedió la caída de Fulgencio Batista y el triunfo de la Revolución Cubana. Su líder, Fidel Castro, organizó la campaña “Operación Verdad”, invitando a periodistas extranjeros a la isla para contrarrestar la mala propaganda de las agencias noticiosas norteamericanas; Gabo estaba entre los invitados. Fue el inició de su amistad con Fidel Castro.
En octubre de 1967 partió con su familia para Barcelona, donde se vivía un núcleo no sólo cultural, sino de oposición intelectual al régimen franquista. Entre los muchos escritores expatriados residentes conoció al peruano Mario Vargas Llosa, con quien tuvo una ruptura ideológica en 1975. En 1972 donó el dinero de sus premios Rómulo Gallegos de novela y el Premio Neustadt al movimiento político venezolano MAS (Movimiento Al Socialismo).
Como miembro diplomático independiente del Tribunal Bertrand Russell, abogó por el reintegro del canal de Panamá y luego por la causa de los revolucionarios sandinistas en Nicaragua junto con Julio Cortázar. Casi al mismo tiempo, publicaba la revista Alternativa, de corte socialista. Finalmente, en 2012, la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano publicó una selección de las mejores notas y reportajes de Gabo.