“Que era bueno el capitán, ¿se lo imaginan en esta generación?”, le tiró flores Gary Medel a Iván Zamorano en un live de Instagram, donde también estaba metido Humberto Suazo, con quien sí alcanzó a jugar. “Te amamos ‘Chupete’, te echamos de menos. Cómo hace falta”, lanzó el “Pitbull”, deslizando un sentir común.
PUBLICIDAD
Para aclarar de entrada, a la “Generación Dorada” no le ha faltado gol. Por eso tiene a los dos artilleros históricos de la selección chilena, Alexis Sánchez y Eduardo Vargas, y al volante más anotador, Arturo Vidal, quien probablemente pasará a Marcelo Salas y al propio “Bam Bam”.
Lo que siempre le faltó a este grupo de jugadores extraordinario fue un “9”, un “pepero”, un delantero que haga goles sin tanta elaboración y que abra partidos cerrados. Un Paolo Guerrero en Perú, un Marcelo Martins en Bolivia o un Salomón Rondón en Venezuela.
Desde el Mundial Sub 20 de Canadá 2007, con Nicolás Medina y Jaime Grondona arriba, tuvieron que arreglárselas sin un atacante que solucionara problemas por sí solo. Por eso esta “Roja” no suele caer en la tentación de los “ollazos” al área, aunque estén los 11 bolivianos metidos atrás.
Mauricio Pinilla era el llamado, pero se demoró en madurar y después ya fue muy tarde para dejar su huella en la Selección. Nicolás Castillo siguió su ejemplo y todavía no madura, y cada vez hay menos fe en que lo haga.
Ahora, sin el “Maravilla”, las esperanzas para esta última Copa América de los bicampeones vuelven a estar puestas en un “Edu” que no convierte vestido de rojo desde hace dos años. Y en los volantes con llegada, con un “Rey” como punta de lanza en esta función.
Salvo que Ben Brereton sea un tesoro descubierto o que Felipe Mora emule sus tiempos en la “U”, Martín Lasarte tendrá que seguir craneando esquemas para llegar a la red con juego asociado. Tampoco podíamos tenerlo todo en una misma camada.