“Cocodrilo que se duerme, es cartera”, reza un dicho popular, que apunta a los riesgos de no estar suficientemente alerta. Así, la saga que se inició el viernes, cuando se supo que Walter Montillo podría no renovar su contrato con Universidad de Chile para 2021, tuvo ayer un capítulo decisivo, sino final. Porque si bien durante el fin de semana desde Azul Azul se encargaban de explicar que retendrían sí o sí al mediocampista, no esperaban a que el jugador tomara la iniciativa. O, al menos, no vieron venir una determinación drástica del argentino. “La Ardilla” resolvió partir del cuadro laico.
Pudiendo optar, siendo libre para elegir al finalizar su contrato, Montillo dispone no seguir en la “U”.
Tal como lo había anticipado ayer El Gráfico, en conversación con radio ADN el volante argentino soltó la bomba: no renovará contrato. Montillo se aburrió de que lo hayan tenido esperando para sellar su continuidad, sujeta a una evaluación completa del plantel azul.
Dada su planificación familiar, el mediocampista transandino le puso como fecha límite a la concesionaria el pasado 20 de noviembre para cerrar un nuevo pacto. Según lo explicado en la entrevista, el propio presidente de Azul Azul, Cristián Aubert, se le habría acercado por su cuenta en septiembre para asegurarle que seguiría, pero después pasó el tiempo y no hubo novedades… Y el futbolista quería la firma para resolver cuestiones domésticas.
Por eso, pasaron 10 días donde se aguantó la explosión, que finalmente estalló ayer. Mientras tanto, mandó al frente a su representante, Sergio Irigoitía, para que la controladora se diera cuenta de que la amenaza de partir iba en serio.
En la plana directiva no gustó para nada la que, creyeron, era una medida de presión y, a la vez, niegan haberle garantizado a “La Ardilla” que sí o sí continuaría, aunque no niegan que hubo sondeos para extender el contrato. El proyecto para el próximo año, cuentan desde el club, es de carácter “integral”, y está por encima de los nombres propios, te llames como te llames.
En esa línea, en la institución piensan que ha habido un aprovechamiento de la condición de ídolo para apurar los plazos de una discusión que debía darse más adelante, pues todavía restan 14 fechas por jugarse. Comentan que el agente quiso individualizar una política de índole grupal.
“El club está recién empezando a jugar la segunda parte del torneo, por lo tanto, no son los tiempos de hablar del equipo 2021 ni de las renovaciones”, advierte una alta fuente dirigencial. “Hoy estamos pensando en esta etapa y en buscar una clasificación a una copa internacional”, complementa.
Además, explican que con Rafael Dudamel llegado hace muy poco a la cabina técnica, no quieren “bypassearlo”. La opinión del venezolano respecto a la conformación de la plantilla para la temporada venidera también debe ser escuchada.
Lo que sí está claro es que el enganche nacido en Lanús no se marchará antes de que finalice el Campeonato Nacional 2020. La administradora azul firmó extensiones de los contratos de todos aquellos que terminaban sus vínculos el 31 de diciembre hasta que concluya el certamen en curso, prolongado hasta -por lo menos- fines de enero, debido a la pandemia.
Montillo está decidido a irse. Siente que hay decisiones familiares que están primero y que el club no está atendiendo sus necesidades.
El mejor asistidor del torneo, el habilitador del goleador del campeonato, hasta ahora no intentaba negociar con la prensa, como creyeron desde la institución. Cansado de hacer sacrificios para retirarse con la “U” roja en el pecho, y jugando en buena medida por gusto, en la semana del Clásico, avisa que se va. Puesto en una situación incómoda para los suyos, no hay mucho que pensar. Opta por aligerar sus preocupaciones y salir. La partida, eso sí, tiene consecuencias, pues hay otros jugadores clave, como Jean Beausejour, que también deben renovar. Así que en Azul Azul no pueden seguir confiándose en que sus hombres se quedarán. Porque se sabe que cocodrilo que se duerme, es cartera.