Columna: No seamos pelotas

Prefiero pecar de inocente, pero creo que hay una gran oportunidad para estrechar lazos entre las barras de Colo Colo, la U y la UC, y que las fotos de las marchas que tanto se viralizaron no hayan sido sólo para la pose.

Chile despertó. Haciendo una analogía con la pelotita, se aburrió de los abusos de los poderosos Brasil, Argentina y Uruguay, con colusiones incluidas, y de las migajas que le dejaban para poner en jaque a los “perros grandes” y así se quedó un par de veces con sus títulos, generando una catarsis nunca antes vista en Plaza Italia.

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Hablando de los bicampeones de América y del futbolista chileno en general, ha llamado la atención su hiperactividad para opinar a través de las redes sociales, porque, salvo contados casos, nunca se habían manifestado sobre estos temas país y alguno que sí lo había hecho, prefirió meter una gambeta y salir para otro lado. Veremos si estos comentarios fueron aprovechando el momento o si empezarán a tomar partido, como pidió Jean Beausejour, ya que no pueden ser líderes de opinión sólo cuando les convenga.

Quizá uno de los mensajes con más contenido que leí en estos días de un jugador sea el de Luis Jiménez en Instagram: “No sean weones, no le compren el discurso a ningún lado, aprendan a tener pensamiento propio”. Con chilenismo incluido, el Mago llamó a reflexionar, algo que ha faltado y que será clave de aquí en adelante, sin prejuicios.

La tentación por adherirse a hashtags que son trending topics para sumar corazones y seguidores, y el retuiteo sin filtro de fake news han puesto en tela de juicio a nuestra profesión. Algunos, como ciertos actores, se aprovecharon de las circunstancias para dar clases de periodismo, mientras colegas de la prensa cumplían turnos agotadores y se exponían a los violentos en los lugares más peligrosos.

Respecto a la violencia, tal vez una de las muestras más esperanzadoras sea la convivencia pacífica en las marchas entre las barras de Colo Colo, la U y la UC. Prefiero pecar de inocente, pero creo que hay una gran oportunidad para estrechar lazos entre ellas y que las fotos que tanto se viralizaron no hayan sido sólo para la pose.

Ahora, también espero que los giles que relativizaron los actos vandálicos en las primeras horas del estallido social no vengan después a condenar a los «tontitos de siempre» de los estadios, porque en este tema no puede haber doble estándar. Que el fuego y las cenizas de esta semana no se las lleve el viento, tanto para los cambios profundos que exigió la gente empelotada como para quienes se dedicaron a incendiar todo y para aquellos que abusaron del poder que les confió el pueblo.

La pelota la tenemos todos.

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