Hernán Caputto había sido elegido por Sergio Vargas y Rodrigo Goldberg como nuevo jefe de las divisiones menores de Azul Azul, buscando reestructurar la alicaída área formativa que tenía Universidad de Chile.
Con ese foco, en El Gráfico Chile conversamos sobre la salida el ex entrenador de la selección chilena sub 17 para asumir como el «salvador” de la U, días antes de que se conociera la partida del ahora ex técnico Alfredo Arias y su posterior asunción como nuevo DT del primer equipo de los universitarios.
Aunque en ese momento reconoció que le gustaría ser el encargado del cuerpo técnico profesional de la U, no esperaba que fuera tan pronto. Pese a eso, el ex arquero admitió que llegar a ponerse el buzo de los azules era uno de sus sueños y, por ello, en las próximas líneas explica cuál es la disciplina y el “sello Caputto” que quiere imponer en el Centro Deportivo Azul.
¿Qué le atrajo para llegar a la U a fines de junio?
Me motiva porque quiero a la U, la quise siempre, jugué cuatro años acá, mis hijos son fanáticos y era cosa de tiempo, a veces los momentos se cruzan antes o después. Tal vez fue demasiado mediática mi renuncia a la ANFP y a la Selección, medio inentendible, pero a mí me mueven los proyectos y las emociones, y este club es emoción y pasión, independiente de cómo esté. Su historia es así, de momentos buenos y otros no tanto, de sufrimiento y esfuerzo, y saldremos adelante todos. Es lo que marca a su gente.
¿Cuál fue la razón de su salida de la Sub 17? ¿Tenía una mala relación con Sebastián Moreno?
No tengo ninguna mala relación con Sebastián. De hecho, le deseo lo mejor y le agradezco, porque siempre fue importante en el fútbol femenino y masculino, y en las selecciones. Luego de dos clasificaciones al Mundial y un crecimiento personal, tenía ganas de seguir creciendo. Fue difícil la decisión, pero pensada con mi familia, con mi equipo y yo estoy feliz de estar acá, porque creo que en los proyectos a largo plazo. Estoy contento de estar en un club que ahora veo más grande que lo que yo creía.
A la gente le parece raro que un DT deje un equipo que va a ir a un Mundial. ¿A usted?
Lo que pasa es que para mí no es más importante el entrenador o, hablando en tercera persona, Hernán Caputto, que los jugadores o que Chile. Yo estoy feliz de que estemos en un Mundial nuevamente. Conversé con ellos, les expliqué la decisión y lo encuentro un crecimiento, porque ahora lidero a un grupo de trabajo en el club más importante del país, el que me apasiona.
¿Se piensa alinear a las series menores, para que queden con el mismo sello que el primer equipo?
Sí, principalmente unificar los criterios futbolísticos y que todas las categorías tengan una misma manera de jugar, buscando un perfil de jugadores que deban estar en la U, tratando de identificarlos con este club, que se identifica por su color, su pasión y su sentimiento. Eso es lo que tiene que brotar de la gente que está en este lugar.
Yerko Leiva, Mathías Pinto y otros dicen que no se sienten queridos en la U. ¿Qué le parece?
Yo no puedo hablar de algo de atrás. Yo miro de hoy para adelante y a mí lo que me gustaría es que los jugadores se sientan bien, queridos y valorados. Queremos que jugar fútbol no sea lo más importante, darles oportunidades en los estudios, becas, porque la vida no se acaba acá. Sabemos la cantidad de futbolistas que empiezan en la Sub 8 y terminan siendo profesionales, muy pocos, un 5%. ¿Qué hacemos con el otro 95%? No les podemos soltar la mano, hay que pensar en que se desarrollen en otra cosa.
Rodrigo Goldberg contaba que los niños acá decían que querían jugar en el Real Madrid o en el Chelsea, y no en la U. ¿Qué le parece eso?
Todo está muy globalizado y eso hace que todos quieran jugar en el Barcelona o en el Real Madrid, y lo entiendo, pero luego hay que contarles la historia de este club, la cantidad de libros, de ídolos y de leyendas, su esfuerzo y los trofeos conseguidos, los años sin un título. Hay que impregnarles eso.
¿Falta un poco eso, impregnarles la historia?
No puedo comentar lo que faltaba, puedo decir lo que me gustaría hacer, como empaparlos de esta historia. ¿Que pasen jugadores por aquí y los jóvenes no sepan quiénes son? Eso es parte de no tener memoria. Como dice la famosa frase, pasa en el club que ‘un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro’, y es la verdad. Quiero que se empapen de lo que significan estos colores, de cómo se hicieron los escudos, de cómo se ganaron los títulos, quiénes estuvieron 25 años sin ser campeones e igual son leyendas. Quiero que todos anhelen jugar por Universidad de Chile.
La crisis y su perfil de entrenador
La U está en una crisis financiera y deportiva. ¿Cómo la siente?
La entiendo. Universidad de Chile es un club grandísimo y lo que me genera verlo en esta posición es lo mismo del hincha, la incertidumbre de cuándo vamos a poder verlo mejor. Hay que tener mucha fe, darle energía para salir de esta posición, porque hay una institución gigantesca atrás. A los que nos toca liderar, hay que ir con la verdad de que la situación está.
Pero se les reducen los costos a todos al final…
Sí, claro, pero uno tiene que saber manejar esas cosas y lidiar con eso. Lo que tenemos que hacer siempre es tratar de ir con la verdad y luego sacar lo mejor en cada espacio del club.
¿Se siente uno de los salvadores de la U, que puede ser una especie de héroe?
No, héroe no y salvador tampoco. Yo soy una persona que me he preparado, que he estudiado y estoy en el lugar que quiero, y me siento valorado. Luego, cuando la gente se siente valorada y querida, puede entregar lo máximo. Vengo a un proyecto a largo plazo que cumplir.
¿Usted se sintió querido en su paso por la U?
Sí, jugué muy poco, pero estuve cuatro años. Es un sentimiento que se generó y mis hijos se hicieron fanáticos, porque con esta tremenda hinchada es imposible que no quieras a este club, son incondicionales. En mi cuerpo técnico también son fanáticos, entonces, nos sentimos felices de estar acá.
¿Cree que le faltó algo en su formación y por eso se siente atraído por eso hoy?
Bueno, sí, el no haber tenido muchos entrenadores en mi formación me ha marcado. Tuve dos que sí me marcaron, Tocalli y Salah, Arturo en mi época profesional y Hugo cuando empecé como entrenador formativo. Tengo contacto con los dos, son una guía importantísima en mi carrera y se los agradezco siempre.
¿Ése es el sello que quiere imponer acá en la U, el de Salah?
No, no, el «sello Caputto» siempre. Ellos me han guiado, me dan herramientas valóricas y su experiencia, y eso es lo que yo trato de hacer todo el tiempo, adquiero conocimientos y los traspaso, porque tenerlos y no darlos es como no tenerlos.
¿Cuál es el «sello Caputto» en cancha, hablando tácticamente?
Hablando tácticamente, nos gusta que nuestros equipos sean protagonistas. Eso puede ser muy amplio, pero protagonista es manejar la fase ofensiva y defensiva de la misma manera y con la misma intensidad. Que sean vertiginosos y que quieran siempre adueñarse del juego.