Generación Dorada es una frase que en Chile encandila, emociona, enorgullece. Claro, porque cuando decimos eso nos acordamos de inmediato de Claudio Bravo, Arturo Vidal, Gary Medel, Alexis Sánchez, Mauricio Isla, Charles Aránguiz, Jean Beausejour, Eduardo Vargas, entre otros. También se nos vienen a la cabeza Gonzalo Higuaín y un tal Lionel Messi tirando penales a las nubes. En definitiva, Generación Dorada es sinónimo de bicampeón de América.
Chile fue a Brasil con muchas dudas, con un camarín convulsionado, dolido, con el capitán histórico (Bravo) apartado por líos internos, con un entrenador criticado por los pobres resultados en amistosos. Pero las interrogantes se disiparon apenas sonó el pitazo inicial ante Japón, porque demostró que todavía tienen hambre de triunfo, que quiere dejar atrás el fracaso de Rusia 2018 y dar otro campanazo histórico.
La Generación Dorada de la Roja hizo lo que nadie pudo antes, ganó un título, bueno, mejor dicho ganó dos. Antes del penal de Alexis Sánchez ante Sergio Romero Chile no había ganado nada, absolutamente nada, ni siquiera un Sudamericano Sub 20, y estos jugadores históricos lograron un bicampeonato, le dijeron a todo un país que sí se podía, que no había nada imposible, que también existen las vueltas olímpicas.
Este mismo grupo ganador de Chile, con algunas variantes, se mide ante la Generación Dorada de Colombia. Esa que brilla en Europa, esa que tiene en sus filas a un hombre de 80 millones de euros, esa que llegó por primera vez en la historia a cuartos de final de un Mundial, esa que fue tercera en la Copa América Centenario… Esa misma que no ha ganado, todavía, nada (porque la Copa de 2001 la ganaron otros).
Por eso el partido en Sao Paulo es tremendo. Con un equipo que demostró todo y va por más, contra uno que tiene el mejor rendimiento del torneo, que cuenta con un plantel brillante, pero que debe mostrar cuánto calza en los “mata-mata”. Gary Medel ya avisó que estos son los partidos que le gustan a la Roja. El favorito es el cuadro de Queiroz, pero este Chile está comprobado que puede hacer lo que quiere.
Palabras más, palabras menos, lo claro es que tendremos un partidazo en el Arena Corinthians, donde el que gane saldrá deseoso de “comerse” a todos y con el rótulo gigante de candidato a ganar la Copa en Brasil.