Que se queda, que se va, que tuvo problemas con la polola, que lo molestaban mucho en el camarín y que no le gustaban los apodos. De todo se ha dicho en torno a la situación del refuerzo de Colo Colo, Juan Carlos Gaete, quien se ausentó del entrenamiento del sábado, no viajó a Argentina junto al plantel y el martes, cuando todo parecía volver a la normalidad con el traslado del delantero a Buenos Aires, volvieron las especulaciones con el retorno del ex Cobresal al país.
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Lo cierto es que Gaete, quien fue confirmado como la primera incorporación del Cacique para el 2019, se encuentra en Chile resolviendo sus problemas personales para luego tomar una decisión sobre su futuro, en la cual Colo Colo no lo dejará solo.
Eso quedó en evidencia en los días previos. Si bien el jugador estuvo incomunicado gran parte del sábado, el psicólogo con el cual dispuso trabajar Mario Salas, José Ignacio Mena, ha estado atento a cada movimiento de Gaete y le hizo llegar un informe al Comandante sobre su situación.
Otra demostración de apoyo es que tras hablar con Salas en Pilar, donde Colo Colo está realizando la pretemporada, Gaete regresó al país junto al jefe de seguridad de los albos, Luis Urzúa. Todo esto, con la misión de que el delantero sienta el respaldo del club ante la situación que está atravesando.
El ex Cobresal firmó un contrato por cuatro años y en ByN no lo quieren dejar partir. «Es una situación complicada tanto para el jugador como para nosotros, pero lo importante es entregarle todo el apoyo que sea necesario para que se sienta cómodo en la institución», cuenta un dirigente.
«Con el pasar de los días nos fuimos interiorizando más en la situación de Gaete y queremos apoyarlo para que salga de este mal momento», complementa otro miembro de la mesa de ByN.
Es más, tras la conversación entre Gaete y Salas, el cuerpo técnico espera que el jugador deje atrás los problemas y se sume a los trabajos, ya que lo consideran para la temporada.
Por ahora, el jugador es quien tiene la última palabra, aunque Colo Colo realizará todo lo posible para retenerlo, especialmente porque a sus 22 años lo ven como un varlos exportable y, por lo mismo, no han pensado en enviarlo a préstamo.