Tan sólo tres minutos duró el plan de juego que tenía en mente el entrenador de Colo Colo, Héctor Tapia, para dar la sorpresa ante Palmeiras en el duelo de ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores, disputado este jueves en el estadio Monumental.
Es que el gol de camarín de Bruno Henrique, quien aprovechó una jugada que pilló mal parada a la defensa tras una salida en falso de Esteban Paredes para sacar un remate imposible de atajar para Agustín Orión, fue un balde de agua fría para Tito y el plantel albo, quienes, pese a tener un completo conocimiento de las fortalezas y debilidades del rival, fueron sorprendidos.
Con el fin de buscar el golpe ante los brasileños, Tapia envió a dos emisarios hasta Sao Paulo a espiar al Verdao para que le entreguen todos los conceptos necesarios. La labor de los espías funcionó a tal nivel que el técnico sabía con bastante anticipación la formación que finalmente presentó Luiz Felipe Scolari y que los llevó a pensar todos los movimientos para el partido en el Monumental, pero se vieron sorprendidos con lo mostrado por los paulistas en los primeros 15 minutos donde, simplemente, hicieron lo que quisieron con el Cacique.
Tras estar en desventaja y acomodarse en el terreno de juego, Tapia asumió que debía arriesgar, algo que no tenía contemplado por su intención de tomar más resguardos defensivos, y soltó a sus dos volantes laterales, siendo Óscar Opazo el que más peligro generó al entenderse de gran forma con Jorge Valdivia. El buen nivel del Torta, tal como esperaba el DT albo, llegó a tal nivel que Felipao optó por doblarle la marca con la bajada de Luan para colaborarle a Diogo Barbosa. Por la banda izquierda, en tanto, Pérez contó con libertad para desbordar, pero no generó daño, falló en los centros y no encontró un compañero.
En el mediocampo, por su parte, Valdivia, tal como esperaba el DT y todos los fanáticos, fue el motor del equipo, brillando a gran nivel, mostrando categoría y siendo el mejor del Cacique e, incluso, del partido ¿El gran problema? Le faltó un socio que lo acompañará en las funciones de creación, ya que tanto Carmona como Baeza no arriesgaron cuando Colo Colo fue exigido a buscar el resultado, manteniéndose en las instrucciones que tenían para los recaudos defensivos.
Por lo mismo, Carlos Carmona fue el que más retos se llevó por parte de Tapia y el arquero Agustín Orión, quienes constantemente le pedían que se «soltara» más y jugará más adelantado, para que así Valdivia no tuviese que recorrer tantos metros buscando la pelota, eludiendo rivales y pasándosela a un compañero de ataque, donde Lucas Barrios fue el encargado de luchar y aportar al colectivo, mientras que Esteban Paredes sería el encargado de definir, pero no estuvo fino con los pies y le costó doblegar la siempre buena marca que tuvo.
Pero, pese a tener que variar sus movimientos, Colo Colo se encontró en cancha e hizo ver mal a Palmeiras. Eso hasta que Luiz Felipe Scolari sacó su cuaderno de estrategias, varió nombres y posiciones en cancha para darle libertad a sus extremos, quienes se juntaron en un contragolpe letal que terminó en el tiro de gracia de Dudu para dejar al Cacique con la tarea cuesta arriba para avanzar a las semifinales.