Cuando España se miraba el ombligo y creía que el fútbol empezaba y terminaba en La Liga, eran pocos los que se atrevían a cruzar las fronteras. Menos a llegar a la cerrada Premier League, que también se caracterizaba por su política de puertas cerradas.
Sin embargo, Roberto Martínez se las dio de pionero y, tras defender las camisetas del Zaragoza B y del Balaguer en su país, fichó en 1995 por el Wigan, que estaba lejos de la división de honor. Desde entonces, no salió más del Reino Unido mientras vistió de corto, pues, además, jugó en el Motherwell de Escocia, en el Walsall de Inglaterra, en el Swansea de Gales y colgó los botines en el Chester, siempre en suelo inglés, en el 2007.
Robert, Bob o Robbie, pero siempre en inglés
Lejos de empezar su carrera como DT en su país, fue el Swansea el que lo recibió en su banca y en su primera temporada completa, la 2007-08, consiguió el ascenso a la segunda categoría del fútbol inglés. Robert, Bob o Robbie, británico por adopción, avisaba que daría que hablar.
Sus resultados despertaron el interés de un viejo amor, el Wigan, que lo fichó en el 2009 para enfrentar la Premier. Logró salvarse del descenso en las dos primeras temporadas y en la tercera alcanzó el título más importante en la historia del club, la FA Cup, con Jean Beausejour como estandarte, tras derrotar en la final al poderoso Manchester City.
Pese a esa tremenda alegría, no pudo evitar que el equipo bajara de división, por lo que decidió dar un paso al costado. Ahí apareció el Everton, donde tuvo una excelente campaña inicial, que llevó a su escuadra a la Europa League.
No obstante, luego de dos años irregulares, fue despedido. A pesar de ese último antecedente negativo, la selección belga confió en sus capacidades para guiar a un combinado en el cual casi todos sus futbolistas juegan en Inglaterra, una mezcla perfecta, pues está en las semifinales del Mundial de Rusia 2018, donde este martes enfrentará a Francia.
“Es muy ambicioso y no le teme a los retos, no me sorprende”
Además de Martínez y Beausejour, otro de habla hispana que fue clave en el título del Wigan en la FA Cup fue el hondureño Maynor Figueroa. “Imagínate que agarró a un equipo que siempre estaba peleando el descenso y él llegó con otra mentalidad. Tenía el sueño y la ilusión de llevarlo a lo más alto, cuando nadie pensaba que podíamos levantar ese trofeo”, cuenta el hoy defensa del Dallas de la Major League Soccer.
El zurdo describe a Bob como “un entrenador muy ambicioso. Es un gran tipo, que no le teme a los retos, le gustan los desafíos. Personalmente, yo que lo conozco, no me sorprende lo que está consiguiendo con Bélgica, porque sé de su capacidad”. También destaca que “es muy serio, siempre está bien concentrado, pero es nada que ver a lo que refleja cuando está en el terreno de juego. Es muy amigable, tiene mucha comunicación con el jugador. Al final, eso es lo más importante, mantener la sanidad en el vestuario”.
Por esa cercanía con el dirigido, el centroamericano no duda en comparar al español con Reinaldo Rueda, con quien coincidió en la selección hondureña. “Tienen similitudes, son muy profesionales y, antes de llegar al futbolista, llegan a la persona. Son de esos entrenadores que primero te hablan como ser humano, pero también te exigen en tu comportamiento, tanto dentro como fuera de la cancha”, cierra.