Fue el goleador de la selección chilena en el recordado Mundial de Francia: cuatro goles en igual número de partidos, cuyos dos primeros están en la memoria latente de muchos nacionales que vieron a la Roja, de vuelta en la máxima cita futbolera después de 16 años.
Marcelo Salas, en ese entonces flamante jugador de la Lazio, fue el héroe en el empate a dos goles ante el gigante Italia, cuya igualdad fue anotada por Roberto Baggio tras el equivocado penal de Ronald Fuentes y cobrado por el fallecido árbitro de Níger, Lucien Bouchardeau.
El primer gol fue un córner de Fabián Estay, pivoteado por Iván Zamorano, cuyo rebote dio en Pedro Reyes y el olfato de Salas apareció para que anotara el 1 a 1 parcial.
En el segundo tiempo, un centro al área de Moisés Villarroel, fue aprovechado por el Matador. Le ganó el salto a Fabio Cannavaro y venció la resistencia de Gianluca Pagliuca. El delirio fue total de Arica a Magallanes porque se le ganaba de forma parcial, al gigante europeo y finalista del Mundial anterior.
Marcelo Salas anotó además la apertura de la cuenta en el fatídico empate a uno con Austria y el descuento en los octavos de final, en la derrota 4 a 1 ante Brasil.