Si hoy hacemos una encuesta de la primera palabra que se nos viene a la mente cuando escuchamos el nombre de Ricardo «Manteca» González, de seguro los términos serían relacionados con la fuerza desmedida con la que jugaba el defensa en su época de gloria, que lo ha posicionado como uno de los futbolistas más rudos que han pasado por nuestro balompié.
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A 34 años desde que debutó en Unión San Felipe, el Manteca se confiesa con El Gráfico Chile y recuerda esas temporadas donde con sólo entrar a la cancha generaba miedo en sus rivales.
«Todo el mundo me conoce porque pegaba patadas. Cuando me ven en los estadios, dicen ‘cuidado, llegó el Manteca, hay que ponerse canilleras’. Nunca dañé ni fracturé a algún jugador, pero sí creía que había que ir fuerte al balón. Eso trato de transmitirles a mis jugadores: podemos jugar bien o mal, pero hay que dejar todo en la cancha, que la gente se vaya tranquila», sostiene Ricardo.
Esos jugadores de los que habla González integran el plantel de Trasandino, equipo de Tercera División, a quienes dirige desde el año pasado, cuando descendieron de categoría debido a la mala campaña. En su nuevo cargo, el Manteca lucha día a día para no sacar a relucir la personalidad explosiva que lo hizo conocido en la década pasada.
«Me ha costado controlar mi mal genio y carácter fuerte que tengo. Lo he tratado de mejorar, pero me cuesta. En la semana soy muy tranquilo, pero el día del partido… aparece el Manteca de antes (risas). Cuando tú vas a una fiesta quieres que sea linda y cuando veo que las cosas están mal, me sale el mal genio», sostiene un tanto avergonzado el ex futbolista, de 52 años.
¿Cómo es el juego de un cuadro dirigido por el Manteca González? A pesar de que hoy en día Trasandino juega con un 4-3-3, el ex defensa confiesa que su dibujo táctico preferido es el 4-5-1, donde el jugador a cargo de la creación sea la figura principal del equipo.
«Me gustaría jugar con un número ’10’ y un centradelantero, pero en Tercera División me ha costado mucho encontrar a ese ’10’ antiguo, el Jorge Valdivia, ése que todo el mundo lo esquiva, pero nos sigue deslumbrando con su magia», apunta el DT.
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A diferencia de otros técnicos de la categoría, el Manteca prefiere ser un estratega cercano a los jugadores. Esa relación le ha permitido hablar de forma transparente de su carrera, con errores y virtudes, con goles y expulsiones.
«Por no tomar buenas decisiones, por mi carácter fuerte, por no respetar las reglas del juego, por querer hacer justicia por mi propia cuenta, a los 23 años me expulsaron siete veces. Yo les doy esos ejemplos, para que no lo repitan», sostiene el técnico, quien tiene a Trasandino en la parte alta de la tabla del torneo de Tercera División.