A veces el deporte tiene estas lindas historias, que dan ganas de contar. Uno de las actividades más populares de Estados Unidos es el básquetbol, y el sueño de todo los aficionados es jugar en la NBA. Este martes hubo un novato especial, con 32 años, canas en su pelo y en uno de los equipos históricos, como lo es Los Ángeles Lakers.
Se trata del desconocido Andre Ingram, quien firmó un contrato de 10 días con el ex cuadro de Kobe Bryant, y fue la sensación en la estrecha derrota (105-99) de su equipo ante Houston Rockets, el mejor cuadro de la Conferencia del Oeste.
Ingram, con una personalidad que muchos quisieran tener, se plantó en el Staples Center, ingresó desde la banca y estuvo 29 minutos en cancha. Pero no entró sólo para cumplir un sueño, sino que para ser figura, ya que anotó 19 puntos, con un sobresaliente 75% de efectividad de tiros de campo y 80% en triples. Crack.
Tras su brillante participación, el público del recinto angelino lo vitoreó a más no poder, incluso corearon a viva voz la frase «MVP, MVP», para aprobar el debut del veterano Ingram.
No sólo el público alabó el cometido del escolta, sino que su colega, el astro de los Rockets James Harden, señaló que «lo de Ingram fue impresionante, se lo vio lleno de confianza, hizo grandes tiros».
Camino largo
Lo que emociona del rendimiento de Ingram es que nunca abandonó su sueño de debutar en la NBA. El jugador, en 2007, no fe escogido en el Draft, luego de su participación en la liga universitaria, por lo que desde ese minuto se hizo camino en la Liga de Desarrollo, conocida como G-League, donde estuvo por 10 temporadas.
En dicho certamen, Ingram es toda una leyenda, porque defendiendo los colores de Utah Flash y Los Ángeles D-Fenders disputó 384 partidos y es el líder histórico en triples con 713 (46.1% de efectividad).
Ingram le dijo al mundo que los sueños se cumplen.