Gonzalo Pérez Amar, enviado especial a Pisco
La visitaba del Papa a Perú es seguramente uno de los eventos masivos más esperados por los peruanos para enero. Pese a que en Lima tuvieron la largada protocolar del Dakar, que se realizó este sábado en el cuartel general del Ejército, los carteles que se multiplicaban en la capital eran los que anunciaban la llegada del Sumo Pontífice.
Una visita papal que opacó la presencia de la competencia tuerca en Lima y que, incluso, llevó a cambiar el lugar de la partida desde las playas de Chorrillos, donde había sido en 2013, hasta el Pentagonito, como es conocido el centro de operaciones del ejército peruano.
Como era de esperar, el ambiente no fue el mismo que hace cinco años. El temprano comienzo de la competencia y lo alejado del lugar de partido fueron factores fundamentales para que el inicio oficial del Dakar no haya sido lo mismo que otros años.
La situación preocupaba, pero mejoró apenas la carrera salió de la capital peruana. Mientras la caravana más se acercaba al interior de Perú, las personas se iban multiplicando. Así, las carreteras se fueron plagando de autos para ver la pasada de los competidores y las dunas de Pisco, pequeña ciudad donde se instaló el primer campamento, se llenaron para vibrar con la prueba madre del cross country.
La primera etapa del Dakar cumplió las expectativas que habían sobre el público peruano, quienes no tuvieron problemas en disfrutar alrededor del campamento instalados en sus carpas haciendo asados, escuchando música y compartiendo un bebestible. Todo coronado con fuegos artificiales para cerrar la experiencia fuera de la capital.
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