En los últimos años, Colo Colo ha cargado sutilmente con el fantasma de la inconsistencia espiritual en los campeonatos nacionales. La amarga experiencia del semestre anterior, cuando la U le arañó la corona en la penúltima jornada, se asemeja lo vivido en el torneo del 2010, cuando la UC remó desde atrás para lograr el título.
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Pero fue en el Apertura 2008 cuando los albos timbraron el bochorno más desastroso de las últimas décadas. Con la opción de enmarcarse un inédito pentacampeonato, el Cacique perdió trágicamente la final ante Everton (2-0 en la ida, y 0-3 en la vuelta) en el estadio Sausalito.
A nueve años y medio del duro traspié, y en entrevista con El Gráfico Chile, el técnico de aquel plantel, Fernando Astengo, cede a revelar detalles inéditos de aquella definición. «Fue una experiencia súper dura, decepcionante, habíamos logrado levantar al equipo, hacer unos playoffs bastante buenos, y llegamos con una ventaja importante a la final de vuelta, pero hay un trasfondo que no tiene que ver con lo futbolístico«, señala el ex defensa.
Una fuerte diferencia entre el plantel y los dirigentes por el arreglo de los premios desató un caos y un derrumbe emocional que se reflejó en cancha. «Yo tuve demasiados inconvenientes en el partido final», narra Astengo.
¿Y qué fue lo que pasó?
«Un día antes de la final me encuentro con la sorpresa que me llaman a la habitación del hotel para arreglar los premios. La reunión fue extremadamente tensa, por momentos agresiva, se salió todo de contexto. El plantel no salía de su postura y al final se provocaron diálogos bastantes duros, hasta que los jugadores se pararon y mandaron todo a la cresta. Recuerdo que yo me quedé solo con los dirigentes».
¿Qué les dijo?
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«Les dije que cómo era posible que a esa altura, que estamos jugando la final no estuviesen los premios arreglados, y claro no se arreglaron porque era muy probable que Colo Colo no llegara a la final. Les dije que como sociedad anónima tienen que entender que esto era una aberración, que la reunión no estuvo en los tonos, que era un problema grave y que yo sabía que iban a haber problemas».
A Viña viajaron con la cabeza en cualquier parte entonces…
«Claro, el viaje fue tenso, nadie hablaba, nadie decía nada, todos callados. Incluso, yo escuché dentro del bus que si salíamos campeones nadie iba a ir a la fiesta, iban a dejar a los mozos y la cena tirada. Nadie iba a ir”.
¿Por eso se explica que Colo Colo haya jugando tan mal esa final?
«Es que la expresión futbolística no era digna de Colo Colo. No puedes jugar una final tan desinteresadamente, sin ganas. En el entretiempo, recuerdo, que los arengué, estaban apagados, todos callados, mudos. Nadie decía nada. Yo les decía ‘vamos Colo Colo’, ‘despierten mierda’, pero no había reacción, mentalmente estaban caídos. El estado mental influyó para que la disposición fuera nula. Si ves el compacto nos hicieron goles pavos, se notaba que estaban con la cabeza en otro lado. Así, era imposible que ganáramos esa final».
¿Terminó dolido con el plantel?
«Yo terminé molesto, porque me tocó a mí vivir esta situación. Recién me habían hecho contrato y si ganábamos me quedaba tres años más. Yo sabía cómo jugar, sabía a quien iba a contratar. Sentí una tristeza muy grande, un golpe durísimo. Uno siempre se pone en el lugar de los jugadores, pero si estoy jugando una final yo la gano igual, aunque no me paguen, pero ellos decidieron adoptar una conducta plana. No culpo a nadie, fue una cuestión generalizada, dirigí a un equipo muerto desde las emociones. Sentí que no estuvo bien la expresión de los jugadores, porque jugaron en contra de ellos mismo, no en contra mía, yo culpo a los directores, porque gente de otros rubros, que no tenían nada que ver con el fútbol, tomaron una decisión equivocada. Si tampoco le estaban pidiendo 6 millones de dólares”.
Su salida de Colo Colo también fue extraña…
«Yo nunca tuve problemas con ningún jugador, pero me despidieron del club estando puntero, una cosa insólita, yo creo que es el único caso en el mundo. Obviamente fue doloroso. No podía seguir trabajando con gente canalla, y yo le dije a (Gabriel) Ruiz Tagle (N. de la R. entonces presidente de Blanco y Negro) ‘con canallas yo no trabajo, yo no puedo seguir, páguenme mi finiquito y me voy’, imagínate estábamos punteros y me sacan del club ¿cómo quedé yo ante la opinión pública?».
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