Sabido es que Chile casi siempre ha sido derrotado por Argentina, Brasil y Uruguay en el concierto del fútbol sudamericano. Históricamente, los gigantes del subcontinente han amargado numerosas tardes y noches al fútbol chileno, tanto en clubes como en selección. Sin embargo, en ese grupo aparece un cuarto integrante que nunca se valora como se debe en nuestro país: Paraguay.
Justamente es el próximo rival de la Roja, de esta «Generación Dorada» bicampeona de Copa América, rumbo al Mundial de Rusia 2018. Sin embargo, noto un clima muy triunfalista y extremadamente positivo de cara a este partido crucial, decisivo, fundamental, el que puede decidir definitivamente el paso final a la Copa del Mundo. El TAS ratificó el fallo contra Bolivia por el caso Nelson Cabrera y eso aumentó más esa sensación ganadora en el país.
Pero paremos la euforia y pensemos un poco. Los paraguayos son de esos equipos que siempre están a la sombra de los grandes, pero que se ha especializado en amargarle la vida a Chile, incluso en buenos momentos nuestros (ver el historial en Clasificatorias). Nos ganaron una final de Copa América en 1979, los elencos guaraníes han derrotado en innumerables ocasiones a los chilenos en certámenes internacionales de clubes, y desde que se juega este formato de Clasificatorias, la escuadra que hoy dirige Juan Antonio Pizzi no lo ha pasado muy bien con la Albirroja.
Mejor ni recordar la noche en que Carlos Humberto Paredes clavó un remate en el arco sur del Nacional en el 2003, cuando se comenzó a derrumbar el proceso Juvenal Olmos. O la jornada para el olvido y más negra de Marcelo Bielsa en la Selección en 2007, con el 3-0 en Ñuñoa donde desnudaron completamente todas las falencias del equipo nacional.
A los paraguayos siempre los voy a respetar y nunca los voy a mirar en menos. Son aguerridos, tienen personalidad, se agrandan con todo en contra y muestran un espíritu envidiable ante los momentos adversos. Por eso, cuando leo que hay ex mundialistas que llaman a «callarle la boca a los chilenos» y los medios se lanzaron contra la osadía de Arturo Vidal de decir que esto es una «revancha» porque «ellos celebraron como si fueran campeones del mundo cuando nos ganaron en Asunción» me da un poco de susto sobre lo que puede pasar el jueves en el Monumental.
Si bien los de Chiqui Arce no pasan un buen momento y están a una derrota de quedar fuera de su segundo Mundial seguido, sabido es que Paraguay herido es doblemente más peligroso, sobretodo si noto ese ambiente triunfalista de los hinchas y del medio chileno que ya aburre. Ese que mira en menos a rivales que históricamente nos han derrotado, no porque tenemos dos Copa Américas ganadas en los últimos años y por estar entre los Top 10 del ranking FIFA hay que agrandarse de más. Esto da vueltas y si pensamos en que todo está ganado de antes, estamos perdidos, más en un Chile al que no le sobra absolutamente nada.
Ojalá que Pizzi y los jugadores no caigan en ese juego y salgan a la cancha de Macul este jueves con la misma humildad, seriedad y disposición que nos llevó a ser bicampeones de este difícil subcontinente. Tengo fe en que así será, pero a los paraguayos, yo al menos, jamás los miraría en menos ni tampoco los provocaría. De mi parte, merecen respeto.