Por José Miguel Sanhueza (@albohemio)
Colo Colo de Todos (@colocolodetodos)
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Las expectativas respecto al partido con Palestino eran altas. Se respiraba ese ambiente en la previa en el coqueto estadio de La Florida. Haber enrielado dos victorias contundentes al hilo invitaba a soñar con consolidar el alza con otro triunfo más. Pero además la ilusión tenía un ingrediente especial: la oportunidad de meterse en la punta del campeonato, luego de que tanto Everton como la «U. de Chile» enredaran puntos en sus respectivas visitas ante la aproblemada U. Católica y el San Luis del Campeón de América Miguel Ramírez.
Buscando quizás hacerse cargo de esa expectativa desde el minuto inicial, Colo-Colo presentaba una novedad, al plantearse por primera vez en mucho tiempo desde el arranque con un 4-1-3-2 similar al largamente utilizado por Guede en Palestino y San Lorenzo. Cabe precisar «desde el arranque» porque sí ha sido una variante utilizada en las últimas semanas, particularmente en los segundos tiempos contra la UC y La Serena, quizá los pasajes con mayor volumen ofensivo del Cacique en lo que va de semestre.
Sin embargo, el martes fue poco lo que se logró ver de aquella apuesta. Durante los primeros minutos se vio un Colo-Colo intenso pero muy impreciso, con dificultades para hacer pie en la muy descuidada cancha de futbolito de La Florida. Para colmo, la lesión de Véjar echó por tierra el planteo inicial, debiendo retroceder a esa posición un Gabriel Suazo con menos características ofensivas. Ya en el segundo tiempo la entrada de Figueroa implicó la vuelta al 3-4-1-2 más «clásico» de este Colo-Colo, con el adelantamiento de Suazo y el retroceso de Felipe Campos a un rol de tercer defensor central.
Pero por otro lado, la lesión de Véjar adelantó el muy buen ingreso de Jorge Valdivia. El «Mago» fue determinante en iniciar lo que desde entonces sería un Colo-Colo ampliamente superior durante todo el resto del partido. Tanto por su presencia y criterio mismo, como por liberar de marcas y responsabilidades a un Jaime Valdés que fue el mejor jugador de la cancha, y que ha encontrado un interesante vuelo futbolístico al jugar deliberadamente más cargado por el sector izquierdo del campo de juego, aprovechando su habilidad y buen manejo de ambos perfiles.
Lamentablemente, no bastó para ganar. Es cierto que hay poco que reprochar tácticamente a este partido, en general se jugó mejor y se mereció largamente y con justicia. Otro sería el tono quizás si convalidaban el gol legítimo de Rivero (teléfono para los que gustan de denunciar «ayudas arbitrales» a Colo-Colo), si el mismo uruguayo no desperdiciaba alguno de los numerosos mano a mano que tuvo, o si el propio «Pajarito» no pateaba de manera tan anunciada el penal que atajó Darío Melo. Pero es inevitablemente frustrante desperdiciar oportunidades como éstas, sabiendo lo caras que nos han costado en los últimos campeonatos. Y ya van cuatro puntos que no debiesen haberse perdido, en un torneo donde ser Campeón se ha vuelto más obligatorio que nunca. A este Colo-Colo le urge volver a encontrar la jerarquía necesaria para sacar adelante partidos como estos.
Mejores noticias en cambio entregó el día martes en cuanto al ámbito institucional. La Asamblea Extraordinaria del Club Social y Deportivo Colo-Colo aprobó por mayoría la propuesta elaborada por la Comisión Abierta de Socios respecto a la instalación de un mecanismo permanente de regularización de situaciones de morosidad en las cuotas sociales. A partir de octubre las deudas superiores a un año de cuotas podrán regularizarse cancelando el 50% de lo adeudado, con un monto mínimo del equivalente a 12 cuotas, y con la posibilidad de acogerse a este mecanismo máximo una vez cada cinco años.
La regularización de estos temas resulta hoy fundamental para hacernos cargo como institución especialmente de la verdadera «deuda histórica» generada el año 2013, cuando los socios e hinchas organizados logramos convocar a cerca de 40 mil nuevos socios, pero sin tener una estructura preparada para manejar una avalancha de esas características, ni tampoco una dirigencia a la altura de las circunstancias, que generara confianzas entre los socios y no que los alejara a punta de desprolijidad, falta de transparencia y proyectos faraónicos que pudieron haber comprometido gravemente el patrimonio del Club.
Hoy el Club ha logrado conquistar beneficios sin precedentes desde que existe la nefasta concesión. Parte importante de aquel logro han sido los cerca de 3 mil socios, de distintos orígenes y sensibilidades, que se han mantenido al día en sus cuotas durante todo este tiempo. Ese mismo logro es también una oportunidad, para reconvocar y reencantar a nuestros socios, y construir un padrón a la altura de lo que debe ser la institución civil más grande e importante de Chile, pues sólo un Club empoderado y con una amplia base de socios podrá hacerse cargo de la hermosa y difícil tarea de la recuperación definitiva de Colo-Colo para su gente. Nos toca estar a la altura y aprovechar esta oportunidad, tal como demandamos que el equipo sepa aprovechar las oportunidades que se le presentan adentro de la cancha.