El vóleibol se tomó la agenda deportiva la última semana y el seleccionado chileno masculino respondió con creces, porque se metió entre los cuatro mejores del Sudamericano de la actividad, que se desarrolla en el país, donde incluso se dio el gusto de pelear palmo a palmo con Argentina, una potencia mundial.
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Bajo este escenario, el deporte de los remaches está en la palestra y ofrece situaciones que traspasan el gran cometido de los jugadores en la cancha. Una de ellas es la presencia de varias «dinastías» dentro de la selección, apellidos que se repiten tradicionalmente en las formaciones nacionales.
Todo parte con los Grimalt: se dice que desde 1971 existe en los equipos nacionales de la especialidad al menos un jugador que porte este apellido. En el actual plantel que lucha por un cupo al pre Mundial de Argentina, está Rafael Grimalt.
El jugador de 30 años es hijo de Jaime Grimalt y Mónica Fuster, ambos ex jugadores y seleccionados chilenos. Además es hermano de Jaime y Esteban, también voleibolistas, siendo el último uno de los máximos exponentes a nivel panamericano del beach voley junto a, adivine, otro Grimalt: Marco, quien es primo del núcleo central previamente mencionado.
Todos juegan o jugaron en algún momento en Deportes Linares, de donde son oriundos. Con el equipo sureño han logrado siete títulos de la Liga Chilena. Talento le sobra a papá Jaime, técnico de aquella escuadra, para armar el sexteto estelar.
Para Rafael Grimalt el volley es algo más que un simple deporte: «se lleva en la sangre, y sin que nos dijeran nada empezamos a jugar en la casa, después en el colegio y nos largamos. Más que un hobbie, para nosotros es un estilo de vida».
También en el plantel del actual Sudamericano llama la atención la repetición de otro apellido: Parraguirre. Matías (30), Tomás (26) y Vicente (22) son hermanos y defienden la Roja del vóleibol hace varios años.
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Ellos, aparte de la selección, también defendieron al mismo club: Thomas Morus, equipo del colegio alemán de Providencia en el que estudiaron. También han defendido a la escuadra de la Universidad Católica.
El Parraguirre del medio, Tomás, también se dio el tiempo de hablar en El Gráfico Chile sobre la pasión de su familia: «llevamos harto tiempo jugando juntos, desde el 2011 que estamos en la selección adulta. Con Matías empezamos en procesos del equipo absoluto en 2007… los 14 jugadores que componen el equipo somos muy cercanos y en ese sentido es mejor aún estar con los hermanos».
Otro apellido ilustre es Vorpahl. Si bien no tienen ningún exponente en la actual selección masculina, si marca presencia en la escuadra femenina con las hermanas Chris y Nicole.
Ambas son hijas de Ricardo, ex jugador que fue homenajeado en la jornada de este miércoles 9 de agosto por ser parte de la última generación que fue a un Mundial de la especialidad, en Argentina 1982.
Un deporte, donde las dinastías son una tradición.