El fútbol español está en medio de un escándalo de proporciones. Esto porque Ángel María Villar, Presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) hace 29 años, está acusado de diversos ilícitos en su gestión.
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En la llamada «operación Soule«, se acusa al mandamás de lucrar en beneficio propio con las arcas del organismo mediante la creación de una red de clientelismo que permitió el desvío de millones desde fondos públicos y privados.
El juez Santiago Pedraz lo envió a prisión sin fianza, mientras que dictó la prisión incondicional para su hijo Gorka y para el presidente de la federación tinerfeña, Juan Padrón, mientras que al secretario de ese organismo, Ramón Hernández Baussou, le ha impuesto una fianza de 100.000 euros para salir de prisión, todo ello tras tomar declaración a los cuatro personeros que estarían mayormente involucrados.
Esta corrupta red, según Pedraz, se creó «con conocimiento y consentimiento de los principales dirigentes de esos organismos y con la voluntad de enriquecerse y/o favorecer el enriquecimiento de terceros«.
Para esto habrían usado varias sociedades para el desvío del dinero y estaría ocurriendo «al menos desde 2009, en el ámbito de todo el territorio nacional«.
La polémica salpica también a la selección nacional española ya que muchos amistosos internacionales habrían sido acordados directamente por Gorka Villar, quién no tenía ningún cargo en la RFEF y cobraba, supuestamente, grandes comisiones por los duelos ante Corea del Sur en 2010 y 2012, otros con Chile en 2008, 2011 y 2013, con México en 2010, con Colombia en 2011 y 2017 y con Argentina en 2009 y 2011.
Todo esto estaría respaldado por diversas conversaciones, en distintos medios, del timonel Ángel María Villar. Destaca entre ellas la que sostuvo con Javier Clemente, ex seleccionador nacional hispano.