Por Sebastián Díaz Pinto
Secretario Asociación Hinchas Azules
El 5 de mayo de 2013 fue la última vez que Universidad de Chile logró derrotar al clásico rival por Torneos Nacionales, fue un recordado 3-2, con un inspirado Juan Ignacio Duma anotando por dos y con un Charles Aránguiz que mostró toda su clase para darnos el triunfo en los descuentos. Desde aquel entonces, han pasado seis partidos en donde los abrazos nos han sido esquivos: cinco derrotas en línea y un empate sin goles (el anterior al de este domingo fue en 2007) , con 3 goles convertidos y 11 recibidos, el saldo que arrojan los números es lapidario. Da para pensar que algo pasa, al menos.
Hoy en la cancha lo conversaba con mi hermano, vimos un equipo largo, sin chispa, errático, predecible en todos los sectores y sin la capacidad de generar ocasiones de gol, no tuvimos ninguna de peligro hoy, ¿Las causas? Quizá demasiadas. Podríamos decir que metimos el peor arranque de Campeonato desde 2007, que fuimos eliminados tempranamente de Copa Libertadores, que tenemos entrenador debutante, sin autocrítica y que además plantea una formación distinta para cada partido (quizá aún no encuentra el equipo), que los refuerzos, los lesionados, la calendarización, el sistema de campeonato, etc.
Todo lo anterior se queda en excusas, para mí la principal causa recae en la Concesionaria y su terrible carencia de un proyecto deportivo para con la institución en su conjunto, es decir, que incluya a las inferiores y al plantel profesional en una constante retroalimentación, que sea capaz de mirar más allá de los réditos económicos y priorice los deportivos, el fútbol tiene sus propios tiempos, no va con la lógica empresarial de la máxima ganancia con el mínimo esfuerzo, da la impresión de que se avanza a los tumbos, improvisando sobre la marcha. Hay que apostar, pero apostar en base a los proyectos y sus procesos.
Bien vale la pena preguntarse: ¿Cuántos canteranos arrancaron hoy el partido? ¿Cuántos de ellos son titulares? ¿Qué tanta relación habrá entre Sebastián Becaccece y Edorta Murua? La cantera de Universidad de Chile parece más una fuente de alimentación para los demás equipos que para sí misma, son pocos los muchachos que pueden consolidarse y ser titulares ¿y los demás? son desechados y deben partir a otros clubes para seguir con su carrera.
Jorge Sampaoli (que para Azul Azul fue una apuesta contratarlo) lo dijo hace poco: «Cuando ganamos la Sudamericana le dije al presidente de la «U» vamos a ganar el Mundial de Clubes a Barcelona, pero vendieron a todos los jugadores, entonces dije me tengo que ir porque no coincidimos en la idea». Ahí una muestra clara de la carencia de una idea-proyecto deportivo de parte de la Concesionaria ¿Se imaginan si no hubieran vendido a los jugadores que se fueron luego de levantar la Sudamericana? Quizá los hinchas de la «U» tendríamos nuestra primera Copa Libertadores, hubiéramos jugado el Mundial de Clubes y la historia sería otra, pero no.
Quizá ahí esté la razón del por qué no le ganamos hace seis partidos al clásico rival. La falta de proyecto y de identidad. El futuro está en los jóvenes. Necesitamos de jugadores con un arraigo fuerte por los colores, que sepan lo que significa para los hinchas ganarle a Colo-Colo, no que estén pensando en irse a jugar a Europa a los seis meses, de entrenadores que puedan desarrollarse dentro del Club, que hagan escuela y que no vean a la «U» como un trampolín para luego saltar a otras latitudes. «Quizá es mucho pedir» dirán unos, «Así es el mercado» dirán otros. Me niego a aceptarlo. Soy un romántico del fútbol, sino, pregúntenle a Francesco Totti qué le dijo al Real Madrid y a los millones de Florentino Pérez cuando fueron a buscarlo a Roma, les cerró la puerta diciendo que se quedaba con su único amor, La Roma. Es menester que entiendan que sin un proyecto ni ideas que lo sustenten, seguiremos esperando al próximo Sampaoli que nos haga el milagro.
Al parecer, ya no basta con alentar ni con ganar en la galería. Necesitamos un «Club».
GRAF/JR