Por: Natalia Davila
El sábado pasado en el gramado del estadio Nacional, el equipo mágico salía a la cancha con una mochila pesada: intentar lavar heridas luego del fracaso en la Copa Libertadores y una serie de malos resultados en el plano local. El rival no permitía ningún tipo de relajo, un Audax Italiano que lentamente levanta vuelo en el clausura (aunque no ha tomado su mejor versión) y con mucho rodaje en el cuerpo. Un cuadro molesto, contra el que es difícil jugar. De contra ataque veloz y con jugadores muy interesantes.
El equipo laico mostró en la cancha lo que ya viene anunciando desde que se inauguró el presente campeonato, un cuadro chato, con pocas ideas, con falta de argumentos para instalarse en el terreno de juego, un equipo triste que comete errores infantiles, que define mal las pocas oportunidades que tiene, que le cuesta generar peligro y por sobre todo que tiene un banco completamente desconcertado.
En estas ya 6 fechas de torneo, a las que debemos sumar las 2 de Copa Libertadores, hemos podido presenciar 8 alineaciones diferentes a la hora de saltar a la cancha. Lo cual, podría no ser un problema en si, el tema es que la «U» no entrega una forma de jugar que pueda ser reconocible, no hay una base de juego que pueda darnos alguna ilusión.
Ante los de colonia, el medio campo siguió siendo un verdadero calvario para los azules, en 8 juegos han pasado por la posición de volante central todos los que podrían jugar en ella (Martínez, Guzmán, Corujo, Leiva y Espinoza) e incluso llegamos al colmo de probar a Lorenzetti en dicha función. Y ahí es donde nuestro esquema y forma de juego se caen a pedazos, sin un hombre que haga más corto el equipo, que sea la primera salida clara desde la defensa al ataque, que le pueda entregar un balón bien jugado a Lorenzetti, que recupere el esférico en campo rival y que además pueda ser un buen apoyo para nuestra cada día mas frágil última línea, no veo como dar una vuelta la situación actual. Escenario que se acentúa por la idea del entrenador de traspasar el juego de posesión desde la selección a la «U», donde se necesita un tipo como Marcelo Díaz, hombre que hoy no tenemos. Lo del sábado fue una muestra de lo antes descrito , pues el volante creativo de la visita (Valdés) se dio un festín anotando los dos golazos.
Nuestra escuadra no llega a campo enemigo por los costados, es incapaz de abrir la cancha, no ataca en bloque, tiene delanteros muy estáticos que corren detrás el balón, no hay velocidad en el toque, somos un equipo que es muy pero muy predecible y que ha demostrado falencias severas a la hora de generar peligro en puerta rival.
En esto hay responsabilidades de todos, ya describí lo que es notorio dentro de la cancha, pero en la banca también existen muchas dudas, lo primero que salta a la vista al ver un partido de los leones es la desesperación de nuestro técnico, que comete el error de siempre agotar los cambios antes que su rival (contra Palestino hizo 2 sustituciones en el entre tiempo y repitió la dosis en el último partido), con eso muestra todas sus cartas y elimina por completo el factor sorpresa, y con toda la información disponible, tipos inteligentes como Córdova o Pellicer sacan ventajas.
Hemos terminado los últimos partidos en un frenesí de ida y vuelta en donde siempre estamos más cerca de perder que de ganar, las contras de los rivales nos duelen hasta el paroxismo y nosotros no generamos daño alguno. En los minutos finales el equipo se queda huérfano en la contención y existe por el centro un callejón de 30 metros que llega hasta las puertas del área del romántico viajero.
Lo otro inentendible es la formación del platel, el equipo no tiene variantes y Beccacece achicó su universo disponible. Me pregunto, ¿De verdad Benegas estaba en un nivel más bajo que Luis Felipe Pinilla? , ¿Realmente Renato González no pudo ser una buena opción ante defensas cerradas como la de River de Uruguay? ¿Es necesario mandar a Pinilla y Leiva al choque cuando el equipo anda tan mal? Error brutal, estamos sacando la confianza de esos muchachos que entran a salvar un buque que se hunde lentamente y ellos no tienen las armas para afrontar ese desafío, se saltan etapas de su formación y pueden quedar marcados por un fracaso.
Mirar la tabla de posiciones realmente da pena, a falta de 9 fechas para el final estamos a 6 puntos del descenso directo y lo peor es que varios equipos detrás de nuestra posición juegan mucho mejor de lo que estamos mostrando al día de hoy. A eso hay que sumar que a ninguno le sacamos ventaja (empates contra San Luis, Antofagasta y San Marcos) ni siquiera fuimos superiores en la cancha. Rivales como Iquique, U de Conce o Cobresal parecen un escollo gigantesco. Ni hablar del nivel de los que comparten la punta.
El equipo parece perdido incluso hasta para dar declaraciones, parece que el técnico ve un partido completamente diferente al que vemos el resto de los mortales (Beccacece aun goza de crédito pero debe entender que no tiene todo el tiempo del mundo, la adaptación debió ser más rápida como Córdova en Palestino y Arias en Wanderers). Incluso, su frustración llegó al punto de que el ex ayudante de Sampaoli se fue expulsado en está última jornada.
A pesar de todo lo apocalíptico que puede leerse esta columna, hay algo muy positivo por rescatar: la gran cantidad de gente que llegó a alentar al equipo, 20.000 personas que con el grito en la garganta desafían la realidad deportiva y acompañan al gran amor de nuestras vidas. Sólo se necesitó atender a dos pequeñas propuestas que esta asociación ha hecho desde hace más de un año: poner el partido a las 19:30 hrs en tiempos de calor y la vuelta del bombo. Simple, ¿no?
Desde el 24 de enero sólo hemos anotado 4 veces (en 6 partidos) y la mitad de ellos fueron cobros desde el punto penal (Canales en Quillota y Herrera en el Nacional). La cosa se ve fea, urge un cambio en el juego lo antes posible, porque sino, lo que urgirá serán los puntos y la necesidad de salvarse. Y por favor, créanme, ese es un sendero por el que no queremos volver a caminar. #VamoslaU
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