Por Juan Ignacio Gardella, enviado especial a Toronto
Zurdazo angulado y el estadounidense Ari Arratia observa con impotencia cómo se le escapa la final del tenis de mesa, clase 6, de los Juegos Parapanamericanos de Toronto 2015. El que está al otro lado de la tabla 6 en Markham Atos es el chileno Matías Pino, quien en definitiva se quedó con la medalla de oro gracias a un sólido 3-1.
Con apenas 18 años, el juego del tenimesista nacional encanta. Además de usar su mano izquierda, algo poco común en nuestro país, emula en su disciplina lo que en su momento se le vio a Marcelo Ríos en el circuito de la ATP.
Para los entendidos, el título del joven deportista criollo no es sorpresa. Pese a su corta edad, su calidad da para soñar en grande, como a principios de los 90 prometía el oriundo de Vitacura.
“Puede ser un Chino Ríos del tenis de mesa. Sería un honor”, indica el entrenador del flamante campeón continental, Francisco Carrasco. “Además de ser zurdo, es talentoso y tiene un feeling con la bola impresionante”, complementa.
“El talento se ve reflejado en la visión de juego y en cómo se desarrolla la técnica. La comparación es correcta”, continúa el DT, que también contrasta la personalidad de ambos. “Para ganar aquí había que tener mucha frialdad, porque éste es un deporte muy mental”, añade desde suelo canadiense.
Cómo no, cuando era chico Pino vio jugar al ex número uno del ranking planetario. “Jugaba súper bien y yo estaba ahí viéndolo pegado a la televisión”, recuerda el novel especialista, que asume la similitud: “Tenemos algo parecido, pero no me puedo comparar con alguien como él”.
“Es un grande. Sería una gran meta llegar a ser como él”, cierra el nuevo monarca parapanamericano.
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