Chile, de impecable blanco, consiguió un empate valioso en la fría noche moscovita del 26 de septiembre de 1973.
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Por Rodrigo Realpe Varela
A 40 años de partido entre Chile y la Unión Soviética en Moscú, el libro “El partido de los valientes”, del periodista Axel Pickett, vuelve a estar sobre la mesa. Se trata del relato de valentía de los integrantes de la Selección chilena para enfrentar uno de los partidos más raros de la historia.
Con las relaciones diplomáticas por el suelo entre chilenos y soviéticos, tras el golpe de estado al gobierno de Salvador Allende, la URSS era el rival que la Roja debía enfrentar para clasificar al Mundial de 1974. El libro de Pickett no es un libro de fútbol cualquiera. “Es una reflexión sobre la memoria de ese Chile, de lo que rodeó al partido. Es un libro que pretende contar una simple historia, con la idiosincracia del chileno”, cuenta el autor, quien agrega que también “es la memoria del país, usando como pretexto una lectura deportiva”.
A tres años de escribir las líneas de “El partido de los valientes”, Axel Pickett sostiene que en términos simples, “el libro cuenta los temores de los jugadores. El temor a la incertidumbre. Imagínate, habían seis jugadores que tenían familiares identificados con el gobierno derrocado de Salvador Allende, y otros que presenciaron In Situ el bombardeo de La Moneda. Estaban conscientes y clarísimo que se trataba de un partido especial. Para ellos fue complicado viajar en ese escenario. Estar lejos de casa, incomunicados y con la incertidumbre de que algo les podía pasar a sus familiares en el país”.
El partido de vuelta no se jugó. La Unión Soviética no se presentó en el Nacional, y ante eso, la Selección quiso, de manera simbólica sellar su clasificación al Mundial, con un gol simbólico, ejecutado por Francisco “Chamaco” Valdés, quien remató al arco sin rivales. “Cuando se supo que los soviéticos no venían, la Junta Militar y la Asociación Central de Fútbol, aprovechó de hacer un show. Hubo números folklóricos. Los jugadores sintieron vergüenza, hubo mucha vergüenza en ellos, pues era el episodio más bochornoso de sus carreras, porque no eran los tiempos para andar celebrando ni para hacer ese tipo de espectáculos”.
¿Habría sido otro el resultado si la URSS se presentaba a jugar? Para Axel Pickett, autor del libro “El partido de los valiente”, el resultado habría sido el mismo. “Absolutamente. Se hubiese clasificado igual. Se decía que si Chile lograba empatar en Moscú tenía la clasificación prácticamente lista y así fue. Se logró un empate ante una selección que fue bronce en los Juegos Olímpicos de 1972 y subcampeón de la Eurocopa el mismo año, y que tenía muy buenas individualidades”. Por otro lado, y mediante la recopilación de los testimonios entre los jugadores de la URSS que participaron del partido en el estadio Lenin, Pickett asegura que ellos “quedaron con la espina clavada tras no haber clasificado a ese Mundial. La decisión de las autoridades de no venir a Chile para ellos significó una consecuencia deportiva muy grande. Ellos sentían que podían hacer un gran Mundial”.
A 40 años del golpe de estado, y del aquel mítico partido, Axel Pickett sostiene que si los hechos que llevaron a jugar el duelo bajo esas condiciones volvieran a repetirse, “no veo porque la Selección actual no podría disputar un partido así. Deportivamente están mas calificados que esa generación. Sicológicamente y emocionalmente tienen mejor experiencia y siempre hay algo de abstracción, aunque esas circunstancias en las que se jugaron no son comparadas con nada actualmente”.