El Gráfico Chile

El nuevo estatus del campeón de Roland Garros

Offline de Facebook. Con un auto de casi 16 millones de pesos que ni siquiera puede manejar. Un joven con responsabilidades de adulto, que de a poco empieza a asumirlas.

 

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Christian Garín comienza a ser la cara visible del tenis chileno. / El Gráfico Chile.

Por Juan Ignacio Gardella
@Jigardella

Nació en Arica, pero al mes se fue a Iquique, donde vivió hasta los cuatro años. Se crió en Tierra de Campeones, y va camino a ser uno de ellos. Desde que ganó el título mundial sub 14, el 2010, pasó a ser la gran promesa del tan esperado recambio del tenis nacional, pero sin dudas ésta ha sido la temporada de su explosión definitiva.

Su destacado paso por el ATP de Viña y su debut por los puntos en Copa Davis lo transformaron en un personaje todavía más apetecido por los medios, pero fue su consagración en Roland Garros juniors la semana pasada la que marcó un antes y un después en su carrera.

Christian Garín admite que está chato de responder tantas preguntas. Todo lo que ha generado su figura lo agobia, y su cara lo denota, pero ya está entendiendo cómo desenvolverse fuera de la cancha.

Antes él quería creer que estas cosas no iban a pasar, que no iba a haber tanta expectativa, pero ahora lo está asumiendo”, cuenta su entrenador, el argentino Martín Rodríguez.

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“Es que me da vergüenza, porque soy un poco tímido y no estoy acostumbrado”, confiesa el Tanque, o Bam Bam, o simplemente Cris, le da lo mismo. “Esto es mucho más que sólo jugar al tenis. Estoy viviendo cosas que nunca esperé vivir tan joven, pero voy aprendiendo”, complementa.

Garín tiene auto, pero no licencia.

Claro, tiene apenas 17 años y debe cargar sobre sus hombros con el peso de ser el portador de la esperanza en el deporte que más alegrías le ha dado a Chile en su historia. Quizá por ello, contrario a sus pares, se aburrió de Facebook y decidió cerrar su cuenta. Es un niño con responsabilidades de adulto, lo que también tiene su lado dulce, como recibir de regalo un Kia Sportage de casi 16 millones de pesos.

¿El problema? No tiene licencia de conducir, por lo que su amigo Felipe Garcés será el encargado de trasladarlo. “Me da lata calificarlo de mi chofer, pero dejémoslo en que será quien me va a estar llevando en mi auto nuevo”, aclara.

Pese a todo, se lo ve muy maduro para su temprana edad. Su padre, Sergio, explica por qué no se le han subido los humos a la cabeza: “Hay un gran equipo detrás, pero lo fundamental es su actitud, porque es un hombre muy ponderado y tranquilo, que sabe bien para dónde va”.
Y va para crack. Ése es su nuevo estatus. De a poco empieza a asimilarlo.

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