En un mundo en que todo se ha vuelto desechable y la necesidad por reconectar con el valor de las cosas, las celebraciones masivas son el ejemplo básico de cómo se ha perdido el significado de hacer un regalo. Comprar un elemento decorativo para alguien es empatizar con las características de esa persona, estableciendo un vínculo que a veces perdura para toda la vida. Este elemento es clave en la corriente slow, tendencia que surgió a finales de los ochenta y que invita a llevar un estilo de vida más consciente y sustentable.
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En términos deco, la corriente slow está tomando cada vez más fuerza y la idea es precisamente ambientar los espacios con piezas que cuenten una historia, sean de calidad y duren para siempre.
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Sin duda una de las incorporaciones más esperadas de la reconocida tienda de decoración Iregua es la colección de ollas y sartenes francesas Mauviel 1830. Con casi 200 años desde su fundación, esta marca no sólo hace que una cocina destaque por su decoración, sino que miles de chefs alrededor del mundo los han preferido por su calidad y nobleza del cobre y su capacidad de soportar altas temperaturas.
Una fábrica que también lleva cientos de años dedicada a proveer de las vajillas y porcelanas más lindas desde Portugal para el mundo, es Vista Alegre.
Desde embajadas y distintas casas reales, este grupo ha sabido combinar la historia con la tecnología, ofreciendo un producto a la vanguardia que no pierde su valor. Dentro de la marca, se encuentran las vajillas en gres Casa Alegre, una propuesta que sigue las más recientes tendencias en restauración que por su proceso de elaboración, el vidriado manual confiere tonalidades y texturas diferentes a cada pieza, ofreciendo un emplatado único que realza y diferencia todo tipo de creación culinaria.
Y desde Colombia, la marca de individuales, servilleteros, caminos de mesa y posa vasos Gleiness, invita a transformar la mesa con estilo, equilibrando la elegancia y lo moderno.
