El año 2004 fue la primera vez que María Isabel Behrens, directora del Centro de Investigación Clínica Avanzada (CICA) y del Departamento de Neurología y Neurocirugía, ambos del HCUCH, observó en un hogar de ancianos que aquellas personas que no presentaban problemas de memoria asociados a Alzheimer tenían antecedentes de cáncer.
Desde ese momento, comenzó el estudio de este fenómeno que en años recientes demostró una relación inversa entre cáncer y esta otra enfermedad, es decir, que la ocurrencia de tumores malignos inhibe la aparición de esta enfermedad neurodegenerativa y viceversa. El hallazgo ha permitido profundizar una línea de investigación fundamental para entender estas enfermedades prevalentes en una población cada día más envejecida.
El vínculo entre ambas patologías fue comprobado por la científica a partir de estudios realizados en modelos animales, en los que detectó que luego de inyectar células de melanoma a especímenes a los que incorporó un gen humano para provocar Alzheimer, estos presentaron un crecimiento tumoral menor que aquellos a los que no les habían agregado aquel gen. Estos experimentos identificaron, por otra parte, que hubo una disminución de la enfermedad neurodegenerativa en los animales con células tumorales.
“Hemos estudiado desde hace tiempo los distintos mecanismos biológicos que podrían explicar esta relación. Investigamos la muerte celular bajo la hipótesis de que en el Alzheimer o en las enfermedades neurodegenerativas hay una desregulación que favorece la muerte celular, mientras que en el cáncer -en oposición- hay una desregulación que evita la muerte celular y favorece la sobrevida”, explica María Isabel Behrens, quien agrega que además han analizado las diferencias de senescencia celular (un tipo de envejecimiento de la célula) e inmunidad asociadas a ambas patologías.
En esta línea, una de las hipótesis que explicaría la relación inversa entre Alzheimer y cáncer es la variación de una proteína, la P53, y su papel en la muerte celular. “La mitad de los cáncer que se conocen tienen mutada esta proteína, y -a su vez- cuando está aumentada es una orden para que la célula vaya a muerte celular. En este sentido, una idea que surgió es que la P53 estuviera involucrada en el mecanismo de asociación inversa”, señala la investigadora.
Inmunoterapia contra el Alzheimer
Según explica María Isabel Behrens, el objetivo es probar en ratones si la estimulación del sistema inmune mediante TRIMELVax permite contrarrestar a esta enfermedad neurodegenerativa. “En las etapas iniciales del Alzheimer ocurre una inflamación que actúa protegiéndonos del desarrollo de esta patología. Pero con el paso del tiempo y el avance de la enfermedad, el sistema se agota y en vez de proteger empieza a ser dañino y degenera a una forma que provoca más inflamación. La idea con la vacuna es estimular las primeras fases de esa inflamación beneficiosa para evitar que ocurra este círculo vicioso”, plantea.
“Dependiendo de como resulte, queremos avanzar hacia pacientes humanos. A partir de lo que observemos en ratones podemos pensar la aplicación en pacientes para lograr la mayor protección inmunitaria. Pero como esta vacuna ya está probada, es efectiva, segura y sabemos las reacciones que puede provocar en el organismo, será más fácil avanzar hacia pruebas en humanos que si uno partiera de cero”, comenta la investigadora líder del proyecto.