Cada vez son más pequeños, pero traemos algunas alternativas para conseguir tu propio spa hogareño, un baño que te dé la sensación de relajo sin importar sus metros cuadrados. La misión: transformarlo en un lugar que invite al autocuidado y el descanso.
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Si el espacio lo permite, no dudes en integrar cosas que consideramos externas al baño, sobre todo mobiliario. Una alfombra a prueba de humedad que le entregue personalidad al suelo, un parlante para acompañar tus sesiones de cepillado con un poco de música, o un diván. Introducir un banco o diván te permite entender el baño de otra manera, pues tendrás un lugar para sentarte a esperar que esa mascarilla haga efecto o admirar esa planta que decidiste colgar para darle vida.
Otro buen dato para transformar tu baño corriente en un spa es tan simple como una tabla o bandeja de madera, que sea capaz de cruzar tu tina de lado a lado. Esta separación otorga profundidad, generando más de un ambiente. Además, es la superficie ideal para dejar aceites, geles, toallas pequeñas, velas y plantas justo donde más lo necesitas: en el sector de lavado.
Si tienes ducha en lugar de tina, puedes intervenir con repisas, esquineros o un banco de madera, excelente opción para quienes disfrutan de hacerse tratamientos hidratantes que requieren enjuague. Ya no hay necesidad de esperar de pie.
“Hay algunas opciones para renovar sin entrar a picar, como la incorporación de muebles en esta habitación que suele ser bastante minimalista. Modificar la tina con madera, introducir un asiento en la ducha, poner un papel mural en toda una pared para dar actitud, decorar con piedras grandes la base de tu tina, colgar plantas, recurrir a repisas y detalles de madera -como un colgador de toallas-, alfombras de fibra natural, gadgets especiales para la humedad, entre otros”, comenta la interiorista de tiendas, Andrea Romo.
La experta aprovecha también de contarnos de su recurso favorito, dedicar un espacio del baño a tener cosas que nos den la sensación de confort que buscamos. “Puede ser una repisa, un cajoncito de mimbre, ocupar el espacio sobre el inodoro con un mueble o un compartimento sobre esta misma loza, un esquinero o un apartado de la superficie del lavamanos. Lo importante es que ahí tengas, siempre ordenado, los productos que te den placer. Que huelan rico, que sean sinónimos de autocuidado. Bombas de jabón, flores frescas, aceites, batas, mascarillas, cremas, escencias, tratamientos aromáticos”.
Cambios rotundos
Si está en tus planes y bolsillo el remodelar, te aconsejamos considerar algunos materiales especiales. “Porcelanatos con palmetas de formato grande -60×60, 90×90, 56×118- dan uniformidad y amplían, ojalá en tonos blancos o con detalles pequeños en colores para agregar vida”, recomienda el diseñador Cristóbal Quintana.
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“También podemos usar espejos grandes para dar amplitud y profundidad”, por qué no toda una pared. “Usar duchas con receptáculos y mamparas de vidrio también genera un baño más amplio que usar cortinas, que cortan la visibilidad perimetral del espacio entero”, cuenta Quintana, haciéndonos entender que la ducha/tina es parte del baño y no un espacio escondido como suele utilizarse.
“En términos de iluminación, podemos jugar con las luces directas e indirectas. Podemos usar una luz base para iluminar desde el techo, empotradas o sobrepuestas, que sería la directa. Para la indirecta, podemos esconder cintas led detrás del espejo y darle un toque más íntimo y moderno. Recomiendo luz blanca porque necesitamos claridad para afeitarse, maquillarse y peinarse”, agrega.
La tendencia permite imitar mármol y otras texturas rugosas, atreverse a reemplazar toda una pared por textura o espejo, preferir un shower en lugar de tina, y limitar la cantidad de materiales a no más de dos o tres, para evitar que el exceso de información achique aún más el espacio.