Hagamos esta Navidad especial, volvamos a la esencia de reunirnos a celebrar que nos tenemos y nos queremos. Este 2019, las fiestas de fin de año vienen con otro sentido, y hay una serie de alternativas para no perder tiempo y dinero, sobre todo, en momentos difíciles, donde lo que más necesitamos son afectos.
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¿Cómo podemos tener una Navidad sin tanto impacto ambiental, austera, pero memorable en detalles? Hay una serie de cambios que podemos generar para que esta Nochebuena y Año Nuevo vayan alineados con lo que esperamos como país.
Prefiere hacer regalos en lugar de comprar. Modificar un mueble viejo, intervenir ropa usada, piezas artísticas, arreglos florales, tortas, tragos. Lo que se te dé mejor con las manos será mucho más significativo.
Regala algo que tengas. Quizás no sea muy bien visto pero, ¿por qué comprar si tenemos un par de zapatos en buen estado que pueden ser el regalo ideal para una amiga? El exceso de ropa, objetos decorativos que no ocupes o tengas empolvándose, o electrodomésticos en buen estado que ya no necesites, pueden transformarse en un ahorro y un presente ideal para quien lo necesite.
Envuelve en papel de diario. El planeta no necesita ese envoltorio con viejitos pascueros.
Si vas a comprar, que sea sustentable. Está lleno de emprendimientos locales conscientes con el medioambiente, tanto en su ejecución como distribución y mantención. Prefiérelos.
Regala experiencias. Un paseo, una comida rica o un panorama a largo plazo. A veces, regalar la promesa de un buen momento es tan especial como el momento mismo.
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Es dentro de este último ítem donde más libertad tenemos, porque todo puede transformarse en una experiencia, por ejemplo, una mesa bonita. José Vivanco es interiorista y decorador, experto en lograr espacios fantásticos con poco dinero; recurrimos a él para que nos diera orientación para lograr que la comida navideña sea el regalo por sí sola.
“Creo que las mesas de Navidad son una forma de decorar y traspasar lo que que somos. Tenemos que estar en sintonía con uno mismo y con nuestros invitados”, dice antes de explicarnos cuáles fueron los criterios que seleccionó para montar nuestra portada de este mes.
“El dorado lo veremos en todos lados y viene aún más fuerte. En opaco, para lograr acabados elegantes, sofisticados y fáciles de combinar, y en brillante para quienes se atrevan a este destello de fiesta. Elegí este color como base porque entrega luminosidad y brillo, igual que otros metálicos como plata o cobre”.
“Recomiendo tener una base de tres a cuatro colores en la proporción de 60% el que queremos destacar, y el resto dividido en el 40% restante; y atrevernos con un estampado, que no tiene que ser un animal print, tratemos de ir más allá. Yo fui jugado y puse dos: la textura del mantel bordado -comprado en Egipto, pero con muchos símiles en Patronato- y los puntitos dorados del plato, que conseguí en Ripley”.
La mesa que nos presenta es para cuatro personas, tiene una base blanca pero está lleno de detalles de platería. “Tenemos los platos blancos base, que todos tenemos en casa, y encima este plato de puntos que logra levantar el contraste. El detalle de poner un plato diferente arriba funciona bien, ahora el mercado tiene un montón de platos distintos para atreverse”.
Encima de la loza, nos encontramos con una servilleta sencilla de tela, “que coroné con este arreglo, también de pelotitas. Este es un adorno de árbol que convertí en servilletero porque me pareció despampanante, perfecto para darle otra onda a la tela neutra”.
Vivanco llama al equilibrio con riesgo. Si tenemos una mesa de vidrio y no queremos usar mantel, tengamos un plato base que sea potente y que dé el efecto de plataforma. En cuanto a las copas tampoco hay que darse tantas vueltas.
“En esta mesa di altura con candelabros grandes, que van en la onda del mantel, pero que refuerzan el dorado y cobre que tenemos en la mesa, pero la altura suele estar regida por las copas. Recomiendo las grandes, de degustación”.
“Usemos las copas que tenemos, los cubiertos que tenemos. Podemos amarrar nuestras servilletas con rafia, hilos o cintas, poner papelitos con el nombre de la persona que se sentará allí para personalizar, incluso un marco chiquitito con su foto. Todos tenemos estas típicas pelotitas de Navidad. Elijamos las que nos gusten y las ponemos en medio de la mesa con pinos, ramas, flores naturales, velas. Creo que las velas son trascendentales para la mesa, la hacen elegante y llamativa sin gastar casi nada. Estas son chilenas, de Kume.
José Vivanco invirtió en servilleteros y en velas, pero todo lo demás es de la casa, demostrando que con pequeños detalles podemos hacer cosas enormes. “A lo básico que tenemos, apliquemos detalles. Si no tenemos plata para comprar flores, vamos al jardín a cortar hojitas y las ponemos en la mesa, pensemos en colores, en alturas y, por sobre todo, en qué queremos expresar con ella”.
“Las mesas son una muestra de cariño. Para estas fiestas hay que jugar con colores, salir del verde y el rojo, y pensar en dorados, cobres, azules, morados. Atreverse con la decoración de esta puesta en escena es un excelente regalo porque es una experiencia, es un encuentro lúdico y personalizado que, probablemente, recordemos mucho más que los mismos regalos”.