Varios bloques de viviendas, la sede del Consejo de Ministros, un aeropuerto, una iglesia y un hotel son las primeras edificaciones de la que pretende convertirse en la nueva capital egipcia, un viejo sueño de las autoridades para descongestionar la megalópolis cairota.
En medio del desierto, a unos 30 kilómetros al este de El Cairo, miles de obreros e ingenieros ultiman un gigantesco bloque de edificios que incluye 30.000 viviendas, mientras otros se afanan en concluir la que será la nueva sede del Gabinete, cubierta en parte todavía por andamios.
Son los primero hitos del primer barrio de la nueva capital administrativa, que estará compuesta por 20 distritos que albergarán a seis millones de personas y que aún no tiene nombre.
Sobre las carreteras recién estrenadas de la protociudad, cuyas líneas están pintadas de un blanco todavía inmaculado, circulan varios camiones con cemento, acero, arena, y todo tipo de materiales de construcción, con los que los obreros trabajan sin descanso entre una jungla de estructuras de hormigón y grúas de carga que no cesan de mecerse al ritmo que marcan las obras.
«(La nueva capital) es un sueño desde hace tiempo (…) para desatascar El Cairo. Intentamos edificar esta ciudad administrativa, pero nos encontramos siempre con obstáculos y el proyecto nunca se llevó a cabo. Ahora hemos llegado ya a un nivel en el que El Cairo se ha convertido en una urbe atestada y saturada» explica Jaled al Huseini, un responsable del Ministerio de Vivienda.
Al Huseini, director del Departamento de Coordinación Gubernamental aclara a un grupo de periodistas delante de una zona ajardinada, que la primera fase, que inauguró el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, hace una semana, tiene una extensión de 167 km² y estará concluida a finales de 2018.
Tras su finalización serán trasladados los ministerios a sus nuevas sedes en la primera mitad de 2019.
A pesar de que un total de 20 ciudades nuevas han sido construidas en los últimos años alrededor de la capital cairota y de que muchas de ellas continúan semi vacías, Al Huseini se muestra convencido de que al trasladar toda la administración, este nuevo núcleo «atraerá de una manera u otra a más gente».
Mientras el responsable gubernamental insiste en que la nueva capital «estará al alcance de las diferentes clases sociales del pueblo egipcio», Muemen Masud, un cocinero de 37 años que vende comida a los trabajadores de la nueva sede del Consejo de Ministros, comenta a Efe que con los precios que se han publicado hasta ahora de los pisos, comprar uno «es algo muy difícil».
Este cocinero, padre de dos niños, abrió su pequeño restaurante en la nueva capital cuando comenzaron los trabajos de construcción en mayo del año pasado.
Mientras prepara arroz con pollo, uno de los platos que oferta, insiste en que a pesar de que su familia se encuentra lejos, en el populoso barrio de Al Zauiya al Hamra, en el norte de El Cairo, él prefiere volver todos los días junto a los suyos.
Hasta el momento, solo la empresa privada Misr Italia, una de la veintena de compañías que han invertido en esa capital bajo la supervisión de los ministerios de Defensa y Vivienda, ha sido la primera en lanzar ofertas para la venta de pisos.
Los más pequeños, de 128 metros cuadrados, cuestan 1.200.000 libras egipcias (65.279 de dólares), en un país donde el sueldo medio mensual, según la Liga Árabe, se situaba en torno a los 230 dólares al mes, antes de la devaluación de la moneda en un 100 % el pasado año.
Paralelamente, también trabajan empresas emiratíes y chinas. Estas últimas se encargarán de construir 20 torres administrativas, una de ellas pensada para ser la más alta de África con 345 metros.
Según los planes del Ministerio de Vivienda, los rascacielos dibujarán el carácter de este nuevo centro administrativo, que será, como explica Al Huseini, como Abu Dabi, la capital de Emiratos Árabes Unidos, el gran aliado del país de los faraones.
«Nosotros tendremos un Abu Dabi, que antes de su construcción era un sueño (para los emiratíes). Nosotros tenemos ese sueño también y los estamos erigiendo ahora».