El género del «true crime» nos vuelve a demostrar que sigue vigente en Netflix. Esta vez, la plataforma nos puso sobre la mesa su última producción: «Los hijos de Sam: un descenso a los infiernos», una miniserie que sigue la pista de un sangriento culto satánica en Nueva York.
La historia se centra en la historia de David Berkowitz, conocido como «el hijo de Sam» y «el asesino del calibre 44», quien fue el autor confeso de 8 tiroteos que dieron muerte a seis personas en «La Gran Manzana» entre 1976 y 1977.
En cuatro episodios de una hora, «Los hijos de Sam» aborda la teoría del periodista Maury Terry, quien asegura que el asesino no actuó solo y que detrás de los sangrientos tiroteos estaba oculta una secta satánica.
El denominado “hijo de Sam”, quien dejaba extrañas notas al interior del automóvil de sus víctimas, llamó la atención cuando en el juicio aseguró que los crímenes los hizo porque el perro de su dueño, de raza labrador, se lo ordenó tras haber sido poseído por un demonio.
Tras varios juicios, el autor confeso luego aseguró que no actuó solo, dando inicio a una serie de teorías donde tomó fuerza la que desarrolló el periodista Maury Terry.
Terry escribió una serie de artículos tras una investigación que duró décadas y donde intentó establecer una conexión entre los crímenes de Berkowitz y un culto satánico.
De hecho, los bocetos que realizó la policía da cuenta de que se trataría de personas diferentes, algo que hasta el día de hoy no se ha podido comprobar.