Cuando John Lee Hancock le presentó “The Little Things” (“Pequeños detalles”), un drama policiaco y de obsesión desarrollado en Los Angeles en 1990, a Denzel Washington, el actor sintió curiosidad.
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El papel que le ofrecían era el de Joe Deacon, quien dejó la ciudad por el campo tras un penoso caso años atrás pero a quien recurren para ayudar a encontrar a un asesino. “Hay un viejo dicho que dice, ‘si no está en papel, no está en el escenario’”, dijo Washington. “Y esto estaba en papel primero”.
Entonces Hancock le dijo a quién quería para los otros personajes principales: Rami Malek como su pareja dispareja, el sargento Jim Baxter, y Jared Leto como el sospechoso Albert Sparma, un huraño que quizá es inocente. “Le dije, ‘OK, déjame releerlo’”, contó Washington riendo. “No fue para nada difícil. Fue como decir, ‘OK, ¿cuándo empezamos?’”.
“The Little Things”, que se estrena en cines y en HBO Max el 29 de enero, es uno de los primeros grandes papeles de Malek desde su galardonado trabajo en “Bohemian Rhapsody”, que lo llevó a conocer a Washington.
“Nos conocimos en los Globos de Oro el año de ‘Bohemian Rhapsody’. Él estaba ahí con John David (Washington) por ‘BlacKkKlansman’, y crucé miradas con Denzel por un momento. Me vio… Vi que comenzó a pararse y pensé, ‘Mejor párate y acércate a él más rápido de lo que él se está moviendo hacia ti’”, dijo Malek. “Poco después me enteré de que él y John Lee me tenían en mente para el papel”.
La ecuación era sencilla: cuando Denzel Washington te quiere para una película, tú aceptas. A Hancock le gustó que Washington y Malek fueran “compañeros extraños”. “No me parece que son tipos que se divertirían juntos o irían a un bar a ver deportes”, comentó Hancock. “Pensé que eso realmente beneficiaría la película”.
Las diferencias en el elenco
El raro trío también tiene estilos muy diferentes. Washington estuvo en constante conversación con Hancock desde el momento en el que se integró al proyecto, diseccionando el personaje, las decisiones y el guión. Leto, en cambio, se mantuvo alejado de sus compañeros hasta el momento de la filmación. No es que no se lo tomara seriamente, sino que es un actor de método y quería conocerlos ya con su vestuario, metidos en sus personajes.
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“No quieres aparecerte sin estar preparado en un plató como este”, aseveró Leto, quien considera a Washington uno de sus héroes personales.
Y a Hancock le encantó la energía que esto le dio a su primer encuentro en cámara.
“Fue como si se estuvieran oliendo el uno al otro, como si se estuvieran sintiendo. Fue sencillamente eléctrico porque no habían estado en un mismo cuarto juntos y no se habían hecho amigotes”, aseveró.
La «próxima generación»
Aunque Malek tiene casi 40 años y Leto casi 50, Washington, de 66, se refiere a ellos como jóvenes actores y “la próxima generación”. Estaba tan emocionado de verlos trabajar como ellos de trabajar con él. De hecho, para una escena en la que el personaje de Malek interroga al de Leto, Washington decidió sentarse detrás de un cristal y observarlos.
“¡Me hubiese encantado tenido palomitas de maíz!”, dijo Washington. “Era como ver una pelea de box”.
Su dedicación, que incluyó subir y bajar 18 kilos (40 libras), asombró a Malek.
“Aprecié que él estaba siempre ahí”, dijo Malek. “Nos emocionamos mucho después de esa escena en particular. En ese momento éramos parte de un trío de algo especial”.
Hancock dijo que no trató de manejar a los tres actores sino más bien de no entrometerse en su camino. Todos ellos, dijo, dieron lo mejor de sí, incluso a pesar de que sus métodos para lograrlo fueron diferentes.
El fin de un camino
“The Little Things” es el final de un largo capítulo para Hancock, quien la escribió en 1993. El guión fue popular pero por distintas razones nunca logró despegar. Steven Spielberg, Warren Beatty y Danny DeVito son algunos de los grandes que consideraron dirigirla en diferentes momentos.
El productor de Hancock la retomó hace unos años. Para entonces, el mismo Hancock era un director establecido con créditos como “The Blind Side” (“Un sueño posible”), “The Rookie” (“El novato”) y “Saving Mr. Banks” (“El sueño de Walt”) y les pareció que era el momento adecuado para darle otra oportunidad a la película. Lo que una vez fue una mirada innovadora a la vigilancia policial en transición, ahora era una película de época.
“Nos habría ahorrado mucho dinero hacerla contemporánea”, dijo Hancock riendo. “Pero me gustaba la idea de que esto era 1990 pre-ADN. Las investigaciones eran más difíciles, todo era más difícil. Tenías que llevar paquetes de monedas para usar teléfonos públicos”.
Al final, es una versión original de una fórmula bien conocida que lo mantiene a uno tratando de adivinar quién es el culpable hasta el final.