Ha pasado mucha agua bajo el puente y ya muchos se habían olvidado de la demanda que el hijo de la exPresidenta Michelle Bachelet, Sebastián Dávalos, presentó en contra de Yerko Puchento, personaje interpretado por el actor Daniel Alcaíno.
Pero ahora se conoció, y de acuerdo a lo informado por La Tercera, la defensa de Sebastián Dávalos estaría tratando de evitar la discusión de si acaso las rutinas del actor, califican o no como injurias.
«Este es un hecho que no tengo por qué probar. Está claro que todo Chile vio a Yerko Puchento e incluso la magistrado y, por lo tanto, es un programa de emisión nacional. Lo que dijo el abogado de Canal 13 en su contestación es que sí hubo una mofa y lo trató de delincuente, pero esto no incide en los perjuicios», contó el abogado Carlos Fierro a La Tercera.
El conflicto comenzó el 27 de julio de 2018, cuando el hijo de la exmandataria presentó una demanda de indemnización de perjuicios, acusando a la estación televisiva de “persecución” y exigió ser indemnizado en $3.360 millones por las rutinas realizadas en el programa Vértigo.
“El personaje llamado Yerko Puchento, representado por el actor Daniel Alcaíno, el cual se presenta semana a semana en el programa Vértigo de Canal 13, se ha solazado injuriándome a lo largo de tres años burlándose de mi situación judicial, de mi familia, de mi trabajo, incluso de mi apariencia física o mi modo de vestir. Expresiones como “el hijo del año” o el “epidemia con aros”, “ladrón”, y otras de peor clase han sido proferidas por este sujeto sistemáticamente, sin que jamás se le haya hecho por parte de sus superiores jerárquicos siquiera una reprensión», dijo Dávalos en la demanda a la que tuvo acceso el citado medio.
La respuesta de Canal 13
La defensa de Canal 13, liderada por el abogado Alejandro Espinoza también presentó el pasado 9 de diciembre un recurso de reposición ante el mismo juzgado. En su contestación, la estación televisiva explicó que “el actuar del personaje Yerko Puchento está comprendido dentro del género de la sátira, la que se reconoce tanto por jurisprudencia nacional y extranjera como una legítima manifestación de las libertades de expresión y artísticas”.