“Y no fue culpa mía ni dónde estaba ni cómo vestía”, declaran estrofas del aclamado tema de Las Tesis. La letra es contingente todo el año, tristemente. Y es que en el país las denuncias por acoso sexual sólo se incrementan, pasando de 333 en 2017 a 522 en 2018. Pero muchas veces estas denuncias no llegan a materializarse en lo legal debido al miedo de la víctima o al tiempo transcurrido. El segundo caso es el de la bailarina Gabriela Pavez, que en 2012 habría sufrido acoso sexual de parte de DJ Méndez y los integrantes de Macabro Imperio.
“El acoso tiene que parar, quizás a cuántas más le pasó. Que el karma se encargue de ustedes, nuestras voces se escucharán más que su ‘música’”, escribió la bailarina que ha compartido escenario con Bad Bunny y J Balvin. El método de la denuncia fue a través de historias de Instagram.
Acoso de DJ Méndez y Macabro Imperio
“Cuando tenía 18 años (2012) tuve mi primer trabajo de back up de un cantante nacional”, comenzó escribiendo la joven. “Éramos 4 bailarinas, yo la más nueva, la menor. Los demás eran todos hombres a excepción de una corista. Los primeros shows fueron normales, pero cuando empezó la gira todo se descontroló. Los ‘Macabro’ se sentaban al lado de nosotras (bailarinas), nos abrazaban, se ponían ‘cariñositos’ y por lo menos yo siempre intentaba alejarme cordialmente. Una vez yo estaba sentada y uno de ellos, Rodrigo, de la nada me da un beso. Yo les dije que no lo hicieran más. Yo pololeaba y no me quería prestar para estas cosas”, escribió Pavez.
“Me tenía que hacer la dormida para que no me molestaran, hasta que llegaron a mi lugar. Entre todos empezaron a agarrarme para que su jefecito se acercara para darme un beso. Yo que tenía la misma edad que la Steffi, su hija. Comencé a patalear y tratar de soltarme, pero él me lo dio igual. Cuando me solté me fui corriendo a la parte delantera del bus, donde estaba el equipo técnico. Luego de eso me puse a llorar de impotencia. Era mi primer trabajo y no podía creer que pensaran que, como bailarina, tenía que prestarme para sus calenturas”, escribió.
Pero al pesadilla no terminaba ahí. Después vino el juicio público. “Me daba miedo porque sabía que tenían mucha influencia en ese tiempo. Gente me dio la espalda diciéndome que usaba unos short muy cortos y que andaba provocando. Eran ellos, no yo”, agregó al texto la bailarina.