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Chris Carpentier enciende las redes: asegura que no podría subsistir con $3 millones al mes y reveló que vivió en un cuartel de la DINA

“Hoy día hay un clasismo que viene de abajo hacia arriba“, afirmó el presentador gastronómico.

A pesar de que haya han pasado algunas semanas desde su último capítulo, “MasterChef” aún da de qué hablar. Esta vez, debido a los dichos de Chris Carpentier.

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Recordemos que el desempeño del conocido conductor no fue bien recibido en este ciclo del estelar de Canal 13. Al menos, por parte de las redes sociales, donde las críticas al cocinero fueron en ascenso acorde los capítulos del programa.

Que favorecía a los “cuicos”; que su personalidad es demasiado ácida; o incluso, que la chef Fernanda logró quitarle su lugar en el corazón de todos los chilenos y chilenas.

“En Internet tenemos a miles de adultos diciendo barbaridades tras un seudónimo, entonces es difícil”, señaló al respecto a principios de junio.

Pero sus reflexiones en torno a las críticas no quedaron ahí.

«Hoy día hay un clasismo que viene de abajo para arriba»

Carpentier conversó con Revista Sábado acerca de su vida en la cocina y las críticas que constantemente se le atribuyen.

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“Yo siento que hoy hay un clasismo invertido», partió diciendo.

«Antiguamente, Chile era un país clasista de arriba para abajo. Hoy día hay un clasismo que viene de abajo para arriba. Hay que pegar al rico, al que tiene mas. En ‘MasterChef’ todo el mundo criticó a la rubia de ojos azules (Bárbara Lackington) (…) y por otra parte está el otro tipo, que es sacrificado, que vende pizzas en Estación central (Giovanni Cárdenas), ‘ese tiene que ganar porque es pobre’», expresó.

Entonces, el conductor apuntó a que a «los pobres entonces hay que darles todo, aunque no tengan la capacidad. Y a los acomodados no hay que darles nada, porque no se lo merecen. Ese círculo en algún momento se vuelve tóxico”.

En la misma línea, fue consultado por su impresión tras haber sido vinculado con la participante Bárbara Lackington. “Me preocuparon mis niños y me preocupó ella. Mucho ella, lo que le decían (…) que la hicieran mierda a ese nivel y no fuera capaz de soportar la presión”, aseguró.

En tanto, el padre del presentador gastronómico, Francis Carpentier, expresó que encuentra injusto cuando hoy lo tratan de clasista.  Esto, ya que “un verano lo hice trabajar como obrero en una fábrica de termoformados. Quería que se diera cuenta de que independiente de que viviera en La Dehesa, la vida es más dura de lo que él creía», afirmó.

Su vida en el Cuartel Ollagüe 

Además de hablar sobre su programa televisivo, Carpentier compartió detalles de su vida.

Según el relato publicado en dicha revista, vivió su infancia en el Cuartel Ollagüe, un centro de detenciones y tortura de la Dina, que posteriormente se transformó en una oficina de la CNI. 

Su madre, Martha del Villar, era “muy de derecha”, por lo tanto, “todo estaba bien”, señaló.

Por aquel tiempo, la mujer se volvió a casar, esta vez con un marino de la Armada, llamado Juan Miranda. “No le veía dedos para nada”, comentó su padrastro al medio citado.

Lo anterior refiriéndose a la cocina, una pasión que conoció más tarde que temprano.

No es chef

Por otra parte, Carpentier aseguró no ser un chef. “Soy un presentador gastronómico”, indicó.

“Hoy un chef al que le va muy bien puede ganar tres palos. Imagínate yo con cuatro cabros, tendrían que ir a un colegio semiprivado; tendría que vivir en otra parte. Comiendo al buen tallarín, arrendando», argumentó.

Vuelco gastrónomico

A los 22 años Carpentier puso su primer restorán. Se llamó Agua y su carta estaba basada en los aprendizajes de Chris en Estados Unidos.

Estas recetas, asegura, marcaron un hito culinario. «Desde la arquitectura, la decoración, el servicio. La gastronomía, la puesta en escena (…) la gente devolvía los atunes porque venían crudos y decían que el pinot noir estaba frío. Mi máxima satisfacción al día de hoy es que ahora los atunes se devuelven porque vienen cocidos y el pinot porque viene caliente», contó.

Pese a ello, la crítica por aquel tiempo no lo favoreció. Aunque según recordó, «en 2002 la revista Condé Nast Truveler nos eligió entre los mejores restoranes del mundo. Cuando chile no existía en el mapa, éramos nosotros”.

«Yo hacía hu..s para picarlos (a los críticos). Cocinaba con un sombrero de cowboy. Salía, saludaba a todas las mesas y a ellos no. (…) Los dejaba en vergüenza adelante de todos. Me estaba rebelando. Siempre fui un pendejo ninguneado”, dijo el cocinero.

Consultado por el mismo medio, el crítico César Fredes afirmó saber “cómo es Carpentier y lo que cocina. Y no cocina. Me parece un chef intrascendente”.

Al tiempo, luego de Agua, todo terminó mal. Carpentier decidió abrir un segundo restorán, esta vez en Vitacura. Para ello, encargó un escritorio de ébano desde Madagascar y construyó una tremenda oficina.

Poco duró este paraíso hasta que se desató una crisis en su vida; se separó, el restorán quebró, y sufrió una parálisis total de su cuerpo. Su siguiente restorán, “Maldito Chef”, fue el resultado de este oscuro episodio. Actualmente posee el «Carpentier», ubicado en el casino Monticello.

Finalmente, apuntó a que las críticas “vienen de la envidia”; que le gustaría hacer un delivery con drones y que «Masterchef» “ya cumplió un ciclo”.

Tras la publicación de esta entrevista, las reacciones llovieron. El presentador culinario fue tildado por algunos  de «cuico» y «facho», convirtiendo su nombre en tendencia por varias horas.

Revisa algunos comentarios:

https://twitter.com/malditopanxo/status/1152659623872274432

 

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