Somos cientos de reporteros que esperamos impacientes para entrar a la conferencia de prensa de Quentin Tarantino en Cannes.
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Su cinta “Once Upon A Time in Hollywood” ya es éxito seguro. A mi lado, en la multitud, un periodista español no tiene reparos en dar una palmada fuerte en el pecho de este servidor porque, según él, me estoy colando en la fila. A su lado, efectivamente, se cuela una señora francesa. Pero su violencia se frena ante una igual del Primer Mundo. “Esto va a ser una masacre”, me dice un colega argentino cuando los guardias de seguridad están a punto de dejar entrar a los reporteros que estamos apretados unos contra otros listos para correr y pelear un asiento en la sala de prensa.
La estampida se suelta. Un colega griego lanza atrevidamente su bolso sobre mi cabeza para dejarlo caer en el único asiento que iba quedando libre en la primera fila.
Me conformo y logro sentarme en segunda línea y me esmero levantando la mano para poder preguntarle a Quentin Tarantino sobre cómo realizó su filme y la manera en que colaboró con la chilena Lorenza Izzo, quien, dentro del plano del coro de los secundarios, tiene una graciosa participación.
La cinta es la historia de un actor decante de TV de finales de los años 60. Izzo es parte del mundo del cine que entra y sale por esta carta de amor de Tarantino a los filmes, los directores, las viejas olvidadas series de TV y los spaghetti westerns, entre otros.
“Soy amigo de Lorenza (Izzo) y ella ha hecho un par de filmes previos con mi amigo Eli Roth”, dice amable Tarantino.
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Para luego añadir que “estoy familiarizado con el trabajo de Lorenza. La he visto en tres distintos papeles, pero no sólo le di el rol. Ella realmente vino y audicionó…, y es grandiosa porque no sólo aprendió los diálogos en italiano. Sino que aprendió como veinte diferentes tipos de frases en italiano. Incluso en esa escena donde es interrogada por los policías, improvisó…, sabía lo suficiente para improvisar en italiano porque es impresionante. Ella es muy divertida en la película. Es casi como las estrellas femeninas italianas que ves en muchas comedias de esa era”, cuenta Tarantino.
Durante media hora fue una conversación medianamente cómoda para el director. Pero hacia el final una reportera que se identificó como miembro del The New York Times, le consultó sobre por qué Margot Robbie casi no tenía diálogos en la cinta. “Rechazo esa hipótesis”, señaló. Mientras que Robbie fue más en profundidad respecto del punto: “Pienso que los momentos de la película son para honrar a Sharon Tate. Mostrar que los maravillosos lados de su vida podían hacerse sin hablar”.