Con pachorra y mucha gracia, Belén Mora tuvo un exitoso debut en los grandes festivales y se consagró como comediante en la segunda noche del Festival de Olmué.
La “Belenaza” entró al escenario cerca de la medianoche y se plantó con fuerza y, aparentemente, cero nervios. Y en cuestión de minutos se echó al público al bolsillo, llenando de carcajadas El Patagual y arrasando en sintonía, promediando 20 puntos (el doble de su competencia más cercana) y alcanzando un peak de 23, el más alto en lo que va de certamen.
Con una rutina de stand up comedy esencialmente femenina, Mora abrió su intimidad y comenzó exponiendo detalles de su vida como mamá de un preadolescente, comparando cómo se vive la infancia hoy y cómo la vivía ella a mediados de los 90. Hilarante, se ganó aplausos espontáneos en varios pasajes. Sin embargo, estos subieron en decibeles cuando centró su show en su vida en pareja y cómo las mujeres enfrentan el día a día.
Con altas dosis de picardía, logró que El Patagual se rindiera a sus pies y la despidiera con una ovación, previo al bis y justo en momentos que su pareja, Francisco “Toto” Acuña, tomó inédito protagonismo. Ocurre que en galería un cartel le instaba a pedirle matrimonio a la comediante, y Cristián Sánchez hizo eco de aquello y con micrófono en mano se sumó a la solicitud. Pero Toto “salió jugando” y se limitó a decir que la noche era de su mujer, quien entonces tomó nuevamente el micrófono para sacar nuevas risas y despedirse en medio de vítores y con el público aplaudiéndola de pie.