A casi dos meses de su aplaudido estreno en el Festival de Cine de Málaga, el documental “Alejandro Sanz: lo que fui es lo que soy” aterrizará en las salas de cine nacionales este 12 de junio con una única función que, esperan, se realice a tablero vuelto, tal como ha sido la tónica de su debut en el resto del continente.
Con más de 25 millones de discos vendidos en todo el mundo y el reconocimiento de ser el artista español con más Premios Grammy a la fecha (23 en total), Sanz ostenta hoy un estatus de gran estrella que alcanzó con convicción, esfuerzo y talento, según muestra este trabajo audiovisual que recorre la vida y obra del artista desde su infancia hasta el 24 de junio de 2017, cuando llenó el estadio Vicente Calderón de Madrid para celebrar los 20 años del álbum más vendido en la historia de la música española: “Más”.
La película producida por Telecinco Cinema y Sacromonte Films, dirigida por Óscar García Blesa, Mercedes Cantero, Alexis Morante y Gervasio Iglesias, hace un retrato del artista que, por primera vez, abre las puertas de su intimidad de par en par, compartiendo recuerdos que, hasta ahora, había mantenido en privado y presentando a sus cuatro hijos (Manuela, Alexander, Dylan y Alma) frente a las cámaras que lo siguen de cerca por cada rincón de la finca familiar en Jarandilla de la Vera.
Las entrevistas a su círculo íntimo y a sus colaboradores de siempre se van intercalando con su propio relato y la proyección de material audiovisual inédito -como una llamada telefónica con Michael Jackson-, recorriendo así una historia en la que Chile protagoniza uno de los momentos más claves, y amargos, de sus 27 años de carrera.
Era el verano de 1994 y Alejandro Sanz arribaba al Festival de Viña del Mar con una carrera en rápido ascenso, que esperaba poder consagrar arriba del escenario de la Quinta Vergara.
“Viña del Mar es la puerta de entrada a toda Latinoamérica”, destaca el cantautor en el documental, para luego revivir en imágenes esos minutos de tensión en que subió a cantar, pero los equipos no funcionaron. Y aunque trató de improvisar un tema de flamenco sólo acompañado de su guitarra, mientras los técnicos intentaban solucionar el imprevisto, terminó llorando en su camarín, frustrado y triste, según cuenta uno de los miembros de su staff de la época.
Tras superar ese bochorno, Sanz logró la consagración y continuó cosechando éxitos, aun cuando la vida le ha hecho pasar duros trances, como el fin de su matrimonio con Jaydy Michel, el juicio por amenazas y extorsión que emprendió contra alguno de sus empleados de confianza, y la muerte de su padre; trances que son abordados en este documental que termina por retratar no sólo al artista, sino que también al “chaval de barrio” que se transformó en un hombre de familia que goza compartiendo su finca con su enorme clan de tíos, primos y amigos -son cerca de 70 los que llegan cada año en Navidad- y que sueña con heredarles a sus hijos el amor por estar junto a los suyos.