Un bajo agresivo, una potente batería y una voz rasposa. Esa es la propuesta de Royal Blood, dúo británico que fusiona el garage rock y el blues con pasión y que se presenta en Lollapalooza Chile, este sábado en el Itau Stage. Conversamos con su bajista y vocalista Mike Kerr.
Han pasado sólo cinco años desde que iniciaron esto y ya tienen shows sold out por el mundo y dos discos número uno en Gran Bretaña, ¿cómo lo toman?
– Nos sentimos muy afortunados. Lo que sucede con nosotros no es algo que definitivamente le pase a muchas bandas de rock hoy en día. Por eso tratamos de disfrutar esto lo más que podemos y no tomarlo tan en serio.
¿Es complicado para una banda de rock tener éxito en un panorama dominado por otros ritmos?
– Es más sabroso tener éxito hoy en día si eres una banda de rock. El mundo necesita más rock y, por desgracia, se hace cada vez menos. Y con esto no digo que los rockeros estemos por encima de otros géneros, sino que somos cada vez menos las propuestas rockeras que llegamos a ser masivas. Muchos dicen que el rock está muerto. Yo no lo creo. Sigo vivo.
Algo interesante de la propuesta de Royal Blood es que son un dúo de sólo batería y bajo, ¿cómo decidieron esa alineación?
– Creo que pasamos por el mismo proceso que todas las bandas cuando se inician, sólo que al final nos pusimos minimalistas (risas). Que seamos sólo dos estuvo definido por el tipo de música que queríamos hacer.
¿El proceso de composición es más llevadero siendo dos?
– No sé si pueda decir que es complicado o sencillo porque ya estoy acostumbrado a componer así. Me siento bastante cómodo con la forma en la que hacemos música.
Muchos comparan tu bajo con el de Lemmy Kilmister (Motörhead)…
– (Risas). Eso está genial. Él es una leyenda y ser remotamente comparado con él es todo un orgullo.
¿Cómo definirías tu sonido?
– Somos como un volcán explotando. Cuando tocamos nadie se queda tranquilo. Aunque no nos conozcas, moverás la cabeza.
José Barreto