Sirvió vino, «repartió» torta, hizo que el público cantará dos veces, una en inglés y otra en español, «Feliz cumpleaños» a Jeff Ament y avisó que iba a tocar canciones que nunca habían sonado en Chile. En resumen, Eddie Vedder hizo de anfitrión en el encuentro más íntimo de Pearl Jam con su fiel fanaticada chilena.
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— Pearl Jam (@PearlJam) March 14, 2018
Fueron casi dos años los que el grupo estuvo alejado de los escenarios, luego de esa jornada doble en el Wrigley Field de Chicago, shows que se convirtieron en el más reciente registro en vivo de su discografía.
Por ello, lo del martes en la noche en el Movistar Arena era un puesta a punto de cara a lo que será su gira por Sudamérica. Un ensayo al que el público nacional fue invitado y que, en minutos, respondió agotando todas las localidades, llevando a la productora a abrir sectores con vista parcial en los costados laterales y en la parte trasera del escenario, los que, finalmente, fueron celebrados en redes sociales por su privilegiada ubicación cerca de la banda.
En consideración de lo anterior, Pearl Jam armó un show que será atesorado por todos los que llegaron hasta el Parque O’Higgins y los que no, porque de seguro, en unos años más, todos dirán que estuvieron ahí. Lo cierto es que fueron cerca de 18 mil personas a los que no les importó que, al menos, las primeras cinco canciones sonaran algo sucias y con la voz de Vedder muy lejos de sobresalir. Pero con el transcurso de los temas, el sonido se fue limpiando.
Sobre el escenario, el guion está más que aprendido. Mike McCready fue quien más interactuó con el público, mientras el resto de la banda mantenía su posición resguardando a Eddie Vedder, quien, como ya es costumbre, se comunicaba leyendo mensajes en español. Arriba de este, un gran juego de luces transformaba espacialmente el lugar. Ejemplo de ello fue que tras el primer bis, la iluminación convirtió el escenario en un íntimo espacio que fue ideal para «Around the Bend», «Footsteps» y «Come Back».
Todas sonaron por primera vez en Chile, tal como «Of the Girl», «Low Light», «Dissident» y «Garden», entre otras, mientras que «Can’t Deny Me», la primera canción del grupo en cinco años, debutó con furia en vivo. De a poco, el público entendía que este show era diferente. Sin mencionar los guiños a Chris Cornell (Matt Cameron usaba una polera con el rostro de la voz de Soundgarden dibujado en la espalda y Vedder le dedicó «Come back»), que fueron precisos y suficientes.
Fue un concierto de tres horas y un total de casi 30 canciones, que no contempló «Daughter», «Jeremy» o «Yellow Ledbetter». Si no fuiste y pensaste «menos mal que no compré entrada» o estuviste ahí y las extrañastes, esta no era una invitación con tu nombre. Pearl Jam recreó su casa en Santiago con un viaje musical pensado en aquellos que siguen escuchando desde el primer al último tema da cada uno de los diez álbumes que componen sus discografía. Ahora hay que esperar a ver qué mostrarán el viernes cerrando la primera jornada de Lollapalooza Chile 2018.