Si el refrán dice “después de la tormenta sale el sol”, en el caso de Violeta Parra fue al revés. Tras años de creación y estabilidad, en el último período de su vida, la cantautora tuvo que lidiar con constantes frustraciones que la llevaron a quitarse la vida a los 49 años. Todo comenzó en 1965. Tras un exitoso periplo por Europa, donde llegó a exponer su trabajo plástico en el Museo del Louvre en Francia, la cantautora regresó a Chile para radicarse definitivamente.
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Una idea ya rondaba en la mente de la intérprete: abrir un espacio para que llegaran los interesados en disfrutar del folclore nacional junto a comida y vino. El arquitecto Fernando Castillo Velasco, quien entonces era alcalde de La Reina, le cedió un terreno en los cerros de la comuna, donde se levantó una carpa con una capacidad para albergar mil personas.
La carpa de Violeta no logró congregar el público esperado y, en ocasiones, se vio a la cantautora presentarse frente a sólo una decena de personas.
Otra arista que profundizó su desazón, fue que mientras en el extranjero obtuvo una valoración de su trabajo musical y plástico, en Chile debió lidiar con una sociedad que no comprendió su arte.
Con una prolífica trayectoria a la espalda, Violeta Parra confesó en una entrevista que se conformaba con mantener la carpa y trabajar. Todo para estar cerca del público, a quien podía sentir e incorporar a su alma.
El primer aviso llegó en 1966, cuando Violeta Parra intentó quitarse la vida por primera vez. En ese mismo año que lanzó uno de sus mejores discos, la artista ya daba pistas de su destino a través de la música. En “Las últimas composiciones”, se encuentran piezas clave de su música, como “Volver a los 17”, “Rin del Angelito” y “El guillantún”.
Otra de las grandes canciones que trae el álbum es “Run Run se fue pa’l norte”, tema que la cantautora le dedicó al antropólogo y músico Gilbert Favré, con quien mantuvo una relación y que, tras el quiebre, se marchó a Bolivia. Tiempo después Violeta Parra fue en busca de Favré pero se encontró con que estaba casado con otra mujer. Aquel sentimiento de amargura la folclorista lo manifiestó en “Maldigo del alto cielo”, otra de las destacadas de este último trabajo.
“Me falta algo, no sé qué es. Lo busco y no lo encuentro. Seguramente no lo hallaré jamás”, declaró en una entrevista al periodista Tito Mundt.
La música nunca abandonó a Violeta Parra. El sonido de un disparo fue el que anunció su muerte y, cuando la encontraron sin vida, la cantautora yacía junto a su fiel compañera, la guitarra, dentro de la Carpa de La Reina.