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Violeta, a cincuenta años de la indiferencia

Con la celebración del centenario de la artista este 4 de octubre, aceptemos su invitación de empaparnos de su arte y esfuerzo por la difusión del folclore, el que no era comprendido mientras vivió

Cómo una adelantada. Así definen muchos a Violeta Parra. Y esa categorización trae consigo la necesidad del tiempo para poder apreciar la verdadera magnitud de una vida y obra. En ese sentido, da la sensación que la construcción de esa distancia para apreciar su legado ha tardado en llegar. Hoy, a horas de celebrar su centenario, y viendo los distintos tributos y esfuerzos editoriales de los medios para resaltar su obra, es válido hacerse algunas preguntas.

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¿A cuántos de nosotros nos enseñaron su historia? No vale recordar esas horas en la sala de música con la flauta dulce o el xilófono. Y aún así, ¿recuerdan a “Run run se fue pa´l norte” o “El Gavilán” como la primera elección de ese amigo que llevaba la guitarra a las fogatas? En la clase de artes plásticas, ¿les mostraron “Contra la guerra”? Cuando van por la calle, ¿qué tan seguido ven a una persona usando alguna polera con su imagen estampada?

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A pesar de que está en nuestro ADN, pareciera ser que su legado no está a flor de piel. Algo que contrasta con la exposición tan natural que realizaba de su trabajo al presentarse en bares y quintas de barrio en sus inicios, ferias de artesanía, La Peña de los Parra o en la misma carpa de La Reina que instaló tras regresar de Europa en 1965.

Violeta Parra es una figura fundacional de la música popular, y tal como destaca Sebastián Cerda en su columna, eso no necesariamente se traduce en masividad.

Aun teniendo un himno como “Gracias a la vida”, el que ha traspasado nuestras fronteras y que ha sido versionado por Raphael o Paloma San Basilio.
“Un catálogo valioso o una obra de peso, es algo que diversos artistas han logrado tener. Pero un himno universal, inmortal, una canción que remezca las entrañas en el hemisferio norte y sur, y que de ese modo supere el tiempo y la geografía, eso es privilegio sólo de pocos”, resalta Cerda.

Pese a ello, su trabajo seguía lejano de la masividad, algo que ha cambiado un poco estos últimos años con la llegada de cantautores como Manuel García, Camila Moreno, Nano Stern, Gepe y Francisca Valenzuela.

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Esto sin quitar crédito a la labor de Los Jaivas y sus “Obras de Violeta Parra” (1984) , “El Albertío” de Javiera Parra en 1999 o la gran versión de “Arriba quemando el sol” de Álvaro Henríquez con Los Pettinellis.

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Una visibilidad que tuvo un gran empuje con la cinta de Andrés Wood, “Violeta se fue a los cielos” (2011), la que luego llegó en formato de serie a la televisión abierta.

En el marco de su centenario, son muchas las instancias para acercarse a su obra. A “La vida intranquila. Biografía esencial de Violeta Parra”, de Fernando Sáez, se suma la recién publicada “Después de vivir un siglo”, del periodista Víctor Herrero.

Si la lectura no es lo suyo, Ángel y Javiera están presentando en vivo “Las últimas composiciones”, álbum editado por RCA Víctor en 1966 que revivieron con los mismos instrumentos y estilos que se utilizaron en su versión original.

Otro acercamiento musical es el que están protagonizando Los Jaivas, quienes están realizando una gira inédita tocando íntegramente “Obras de Violeta Parra”.

“Fiesta en la casa de Violeta”, se llama la actividad que con la que el Museo Violeta Parra abrirá sus puertas gratuitamente este miércoles.

Mientras que el domingo 15 de octubre, las comunas de Santiago se tomarán la Alameda con carros alegóricos que rendirán homenaje a Violeta a través de la iniciativa “Santiago es Carnaval”.

Cien años es mucho tiempo, pero nunca es tarde para empaparse con el legado de una de las figuras artísticas más importantes de nuestra historia.

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