El debate quedó abierto. Luego de que el proyecto de la diputada Camila Vallejo fuese admitido por la Cámara de Diputados, la discusión sobre la extensión de la jornada laboral en Chile se puso sobre la mesa.
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Pese a este paso que dio, la iniciativa tiene escasas posibilidades de prosperar, debido a que el Gobierno no lo apoyará, lo que eventualmente provoque que sea declarado inconstitucional.
Más allá de la visión económica del tema, el proyecto instaló la discusión sobre cuánto trabajan los chilenos. Y es que nuestro país está entre los países que más «trabajólicos en el mundo, con un promedio de 1989.8 horas al año, pero la productividad es apenas de U$11 por hora, contrastando con los habitantes de Luxemburgo, que laboran 1.643 horas anuales y el valor de su trabajo es equivalente a unos US$58, según un reporte de la firma de investigación de mercado internacional Expert Market.
Frente a la iniciativa, Macarena Salosny, directora de admisión de la empresa de recursos humanos Smart Coach, sostiene que es “una propuesta atractiva” y añade que “no existen datos que muestren que la reducción de la jornada baje la productividad, pero sí existe información respecto a la mejora en la calidad de vida de los trabajadores”.
En tanto, Mariela Ardizzone, directora de Servicio, Selección & Calidad de Adecco Chile, estima que más allá de una discusión por la cantidad de horas de trabajo, lo que las empresas hoy día buscan es mejorar su productividad y para ello debe existir un plan en el cual los colaboradores estén motivados”.
Al respecto, ambas especialistas creen que otro mecanismo que en el mundo desarrollado está instalado no tiene que ver con una jornada laboral con fijación de cierta cantidad de horas o que más bien, se complementan.
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Flexibilidad para mezclar trabajo y vida familiar
“Cada día los trabajadores están buscando un mayor equilibrio entre la vida personal y profesional y muchas empresas han optado por flexibilizar sus horarios y/o disminuir la cantidad de horas de trabajo”, comenta Ardizzone.
Y es que una forma de hacer más compatible lo personal con lo laboral es la aplicación de flexibilidad en la jornada laboral.
En esa línea, Salosny sostiene que estudios respecto al trabajo indican de que uno de los factores que más valoran los trabajadores, sobre todos los mujeres, es tener este este tipo de libertad en sus jornadas laborales.
En ese sentido, la ejecutiva de Adecco destaca que en Chile ya hay empresas que han establecido algún tipo de flexibilidad en sus jornadas, que “no sólo están apuntando a reducir la cantidad de horas de trabajo los días viernes, sino a aplicar horarios de verano, optar por el teletrabajo o trabajo desde casa. Claramente un mayor bienestar de los trabajadores se traduce en mayor productividad”, subraya.
A su vez, la directora de Smart Coach añade que “manejar criterios que regulen también esta flexibilidad permitirá establecer límites claros tanto para las jefaturas como para los trabajadores”.
Y subraya que este tipo de modelo se hace cada vez más necesaria, más aún las “que tienen cada vez más trabajadores millennials, ya que ellos valoran y esperan el reconocimiento del resultado de su trabajo más que las horas que estén sentados en sus sillas”.