El director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Roberto Azevedo, afirmó este martes que el proteccionismo tendrá consecuencias negativas para todo el mundo, y advirtió de que «los más pobres son los que más tienen que perder».
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En varias alusiones a las medidas del nuevo presidente estadounidense, Donald Trump, Azevedo insistió en que con el cierre de las fronteras a los intercambios comerciales «todo el mundo perderá».
Reconoció que la liberalización comercial internacional también acarrea «un impacto» no siempre positivo, y en particular «en las economías avanzadas», por ejemplo por la vía de una mayor presión en el mercado de trabajo, durante un coloquio organizado por el Tesoro francés en París sobre la apertura comercial, el crecimiento y las desigualdades.
En cualquier caso, hizo hincapié en que frente a las acusaciones de que la globalización es la responsable de la destrucción de empleo, aseguró que el 80% de los puestos de trabajo que desaparecen es por los cambios tecnológicos.
«Si se acusa y se atribuye toda la responsabilidad al comercio, no se aportarán las buenas soluciones», argumentó, antes de añadir que «con proteccionismo no van a mejorar las cosas».
Azevedo avisó de que el 50% de los empleos en Estados Unidos «corren el riesgo de ser sustituidos por robots», pidió que se eviten las explicaciones «simplistas» y consideró que ante ese panorama uno de los desafíos es la formación y la readaptación de las competencias laborales.
En cuanto al aumento de las desigualdades que también se vinculan con la apertura de fronteras, argumentó que «hay muchas asimetrías que se deben a políticas nacionales», y a los mecanismos de redistribución de riqueza o a su ausencia.
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«No podemos ignorar esos desafíos» y «hay que aportar soluciones», pero eso «no se conseguirá cerrando las fronteras», sino que «hay que ver cómo repartir las ganancias, reducir las asimetrías inducidas».
Sobre esa cuestión, el economista jefe del Banco Mundial, Paul Romer, indicó que entre 1990 y 2010, el índice de desigualdad aumentó significativamente en Estados Unidos, mientras en Dinamarca se redujo, y eso con las mismas evoluciones tecnológicas. Lo que muestra que políticas diferentes tienen consecuencias diferentes.