0 of 14
Copa del Mundo. En el marco del torneo, los brasileños buscan terminar con las grandes donaciones de empresas a políticos, que se transforman en irrelevantes obras como algunos estadios del Mundial
PUBLICIDAD
Muchos problemas ha tenido Brasil hasta llegar al inicio de esta Copa Del Mundo. El principal, el descontento de la gente por las noticias sobre gastos del Gobierno en el Mundial, cuyo principal referente es el Estadio Nacional Mané Garrincha de Brasilia, una ciudad sin grandes clubes de fútbol pero ahora con el segundo estadio más grande del país y el segundo más caro del mundo ($900 millones de dólares, detrás del estadio de Wembley en Inglaterra, que costó $1.25 mil millones de dólares).
Su costo se triplicó durante la construcción a cargo del consorcio Andrade Gutierrez, el que también hace grandes contribuciones a campañas políticas locales y es uno de los grandes donadores del PT, partido de la presidenta Dilma Rousseff. Esto ha despertado el descontento de muchos sectores, lo que ha generado una campaña para cambiar la ley que permite este tipo de aportes que puedan resultar luego en favores políticos a las empresas.
Pero no hay grandes expectativas en Brasilia, se espera que el Senado aplace la votación ya que es año eleccionario, a pesar de las presiones de organizaciones como Avaaz, cuyos activistas en sólo una hora llenaron con 2 mil emails los correos de los senadores con el petitorio. Por su parte, el Supremo Tribunal Federal también analiza el tema en paralelo.
Michael Freitas, director de campañas de Avaaz en Brasil, explicó a Metro que “esto es un asunto muy grande para nosotros. El 75% de todos los fondos para campañas vienen de empresas y un 95% de estos, de grandes empresas. Si esta iniciativa pasa al Congreso, nuevos puntos seguirán”.
En junio del año pasado, cuando miles de brasileños estaban en las calles su impulso era cambiar este sistema. Avaaz espera que la segunda semana de julio, luego de la copa, el proyecto pase para el senado con el apoyo de 60 de los 81 legisladores, para luego en agosto o septiembre pase a la cámara de diputados.
Dentro de estos problemas políticos y sociales en torno al Mundial, el Mané Garrincha es sólo uno de los estadios en la polémica, sin ir más lejos el estadio de Manaos también fue construido sin tener equipos profesionales en la ciudad, y el Arena Corinthians de Sao Paulo recibía el juego inaugural entre Brasil y Croacia sin ser terminado y con un alto costo (1.150.000.000 reales, unos 515 millones de dólares), mientras más de un millar de familias sin casa acamparon durante su construcción a unos 4 kilómetros pidiendo mejores oportunidades de vivienda.
Este domingo Suiza y Ecuador llegan a Brasilia para el primero de siete partidos en el estadio Nacional. Y al igual que la vida del legendario Garrincha, que a los 49 años murió sólo y alcohólico tras ser estrella del “Scratch”, no se ve un final feliz para la mole que lleva su nombre luego de la copa. A corto plazo sólo se espera que este gigante reciba estrellas como Beyoncé o Aerosmith, que ya lo ocuparon como sede de sus giras musicales el año pasado.